Es el mejor estudiante de Nicaragua en el nivel de secundaria. Hace poco fue el único de 2,238 alumnos que “pegó” 100 puntos en el examen de admisión en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Aún así Saúl Natán Castro, de 17 años, es humilde, creyente de Dios, amigable y comprometido con su aprendizaje.
Este joven, que dentro de su pueblo se moviliza en bicicleta para no incurrir en gastos a sus padres, es originario de Sébaco, Matagalpa.
Para muchos es un ejemplo a seguir, sobre todo porque el ser estudiante “autodidacta” le valió para superar cada barrera educativa que se le presentó durante su proceso de aprendizaje en la Educación Básica de Nicaragua.
Sus maestros, ex compañeros de escuela y especialistas educativos que le conocen, afirman que con estudiantes como Castro la calidad de la educación en Nicaragua estaría en mejores condiciones.
En el país, 10 de cada 100 estudiantes reprobaron el Año Escolar 2010 por no alcanzar al menos 60 puntos en uno o dos materias, según las cifras del Ministerio de Educación (Mined).
“El maestro entrega al alumno las herramientas básicas, lo encamina y le motiva, pero en cada estudiante está el insistir en un aprendizaje más profundo, el ser autodidacta”, dijo Tomás Medal, profesor de matemáticas del colegio público Eddy Alonso.
Ahí Castro cursó los cinco años de secundaria, siempre fue “brillante” afirman quienes lo conocen.
“Uno tiene que ser dedicado. A mí me gusta jugar mucho futbol y siempre sacaba tiempo para jugar con mis vecinos. No es que todo el tiempo yo paso estudiando sino que hay tiempo para cada cosa. Los sábados es un día para dedicárselo a Dios y a mi familia”, expresó Castro.
El estudiante que ahora se iniciará en la carrera de Arquitectura tiene dos hermanos. Todos son alumnos destacados.
Jonathan y Josué Castro, de 19 y 13 años, respectivamente, también se destacaron como buenos estudiantes del país.
De no ser por este esfuerzo —afirmó su mamá Rosa María García— estos tres hermanos no estudiarían en la universidad.
Este proceso de aprendizaje se genera en la escuela, la cual debe cumplir las condiciones para que el aprendizaje se logre con éxito. En este sentido, el espacio educativo se debe ajustar a las necesidades de los actores y factores del proceso educativo, permitiendo además el uso y conservación de todos los elementos de apoyo ha dicho proceso.
Las condiciones del espacio educativo se encuentran en gran parte determinadas por la disponibilidad y estado de la infraestructura en las escuelas y de los servicios básicos que en ella se brindan. En definitiva, “mejores instalaciones y servicios básicos crean un ambiente de enseñanza conducente a mejores aprendizajes”.
En este sentido, la infraestructura escolar y condiciones físicas básicas deben ser concebidas no como un lujo sino como una necesidad.
En el caso de Nicaragua, la calidad de la educación se plantea como uno de los grandes desafíos que se debe enfrentar aprendiendo a leer, escribir, hablar, pensar lógicamente, tener pensamiento crítico, entre otras cosas.
Para alcanzar lo anterior se requiere entre otras cosas que docentes y alumnos dispongan de materiales didácticos suficientes y adecuados, además de las condiciones en el aula de clase y poner a la disposición bibliotecas y laboratorios.
Las anteriores necesidades podrían ser satisfechas en gran parte con una mayor inversión. Lastimosamente, aunque dicha inversión es destacada como prioritaria en el marco jurídico y de la política educativa, con los niveles actuales es casi imposible cubrir la brecha entre lo ideal de la infraestructura que permitiría en alguna medida que el proceso de aprendizaje fuese exitoso con la realidad de nuestras escuelas que se caracterizan por la existencia de aulas inadecuadas en su concepción y distribución de ambientes, insuficiente cantidad de aulas, lo que provoca hacinamiento o la imposibilidad de que se aperture el grado, equipamiento deficiente y deteriorado, falta de recursos materiales (textos de enseñanza, útiles escolares y material didáctico), inexistencia de bibliotecas y laboratorios o en el mejor de los casos no dotados totalmente de lo requerido, deteriorados servicios higiénicos o letrinas, carencia de agua potable y energía eléctrica, entre otras condiciones que afectan negativamente la calidad de la educación.
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- Mañana al menos el 80 por ciento de los estudiantes de Nicaragua regresarán a las aulas de clases. Sin embargo, el plan de inversión del Mined para la rehabilitación de la infraestructura escolar se ve reducido frente a las carencias con las que iniciará el Año Escolar 2011.
35,000 pupitres harán falta en las aulas de clases de las escuelas estatales del país, si el Mined consigue ingresar al sistema educativo a los 1.8 millones de niños y jóvenes nicaragüenses.
20,869 son las pizarras acrílicas disponibles por aula de clases. En total el Mined dispone de 27 mil aulas. Es decir, que una de cada cuatro aulas no tendrá pizarra acrílica.
600 aulas de clases se deberán construir para conseguir la Batalla por el Sexto Grado de primaria que el Mined espera alcanzar en el 2012.
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La familia de Castro es humilde. Su padre, Alexis Castro es botánico y se dedica a vender productos naturales en Estelí y Matagalpa, y su mamá es costurera. Ambos negocios son “inseguros” porque no les garantiza un ingreso estable cada mes.
En el caso de García, la llegada del inicio del Año Escolar trae un aumento en la demanda de la costura porque las familias dan a hacer los uniformes escolares de sus hijos.
Entre los dos consiguen recoger en promedio dos mil córdobas al mes. Con esto garantizan los alimentos y demás enseres necesarios para vivir. No da para lujos, muestra de esto es que el piso es de tierra y la sala y los cuartos los divide una cortina de tela.
“Uno ve y valora el esfuerzo de sus padres y si lo que se quiere es cambiar la situación de vida se tiene que poner empeño en el estudio”, comentó Castro.
La casa de Castro tiene una pequeña sala en la que no hay más que una mesa y la máquina de coser de su mamá y en las paredes celestes están parte de los diplomas que los tres hermanos han recibido por ser alumnos destacados durante la escuela.
A LA UNIVERSIDAD POR SUS MÉRITOS
“Si ellos no fueran destacados, nosotros no hubiéramos podido enviarlos a la universidad porque los ingresos no nos lo permitirían”, confesó García.
Jonathan Castro cursa cuarto año de Ingeniería Civil en la UNI-Norte, con un promedio de 98 puntos. Él afirmó que la Alcaldía Municipal lo becó con viáticos de transporte para viajar diario a Estelí, donde se sitúa la universidad.
En el 2007, Jonathan ganó el segundo lugar en las olimpiadas del mejor bachiller del país a nivel departamental, ese mismo año fue condecorado por el Presidente de la República, Daniel Ortega, por estar entre los mejores alumnos de Nicaragua.
Josué, el hermano menor, actualmente estudia segundo año en el Instituto Nacional de Excelencia Académica Sandino (IDEAS). En el 2009 obtuvo el tercer lugar en las olimpiadas de matemáticas a nivel nacional y actualmente es el segundo mejor estudiante de Matagalpa.
Para Mario Quintana, experto en Educación, la calidad se garantiza a través del maestro, del alumno, de la familia y a través de los esfuerzos que hace un Estado de cara a ofrecer una educación con calidad.
“Un aspecto importante es el tema de la cobertura, actualmente el Mined está en esta etapa. Está bien que se logre el ingreso de 1.6 millones de niños que es la meta de ingreso para este año, pero posteriormente en primaria y secundaria hay pérdidas de alumnos. Al rededor de la mitad de niños que ingresan al sistema consiguen culminar el quinto año de secundaria”, afirmó Quintana.
La calidad de la educación que hasta hoy se ofrece en el país es la responsable que de cada 100 alumnos que ingresan al sistema educativo, sólo dos culminen el nivel superior, según Quintana.
NO HAY EXAMEN DE NACIÓN
En Nicaragua, por ahora, no se dispone de un examen de nación que permita fiscalizar el nivel y la calidad de aprendizaje con que el estudiante va promoviendo al año siguiente.
El único indicador del que se dispone son los exámenes de admisión que aplican las universidades estatales para distribuir sus cupos de ingresos anuales. El tipo de examen es de bachillerato, es decir que son confeccionados en base a los planes de estudios que aplica el Mined en el sistema de educación pública de Nicaragua.
El rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), Elmer Cisneros, había señalado que el problema de la calidad educativa se refleja en los resultados que presentan cada año los estudiantes al someterse a las pruebas de admisión.
Este año, la UNAN-Managua reportó que apenas el 2.33 por ciento (270) de los 11,600 evaluados aprobó el examen de matemática.
En la UNI los resultados fueron mejores, pero el universo de estudiantes examinados fue menor. Este año, para ingresar a la UNI se presentaron 2,283 bachilleres. De ese total, 130, equivalentes a seis por ciento, obtuvieron una nota superior a los 60 puntos, el mínimo para aprobar.
Diego Muñoz, secretario general de la UNI, afirmó que la problemática está en la educación “mecanizada” que se imparte en las aulas de clases a los estudiantes, además indicó que hace falta en los estudiantes mayor dedicación y compromiso con el aprendizaje.
Los principales problemas destacados por los especialistas de ambas universidades se enfocan en la debilidad del estudiante a la hora de razonar, analizar y resolver los problemas.
No obstante, las mejores notas de los estudiantes están en los ejercicios de álgebra donde existen fórmulas ya establecidas para resolver problemas.
AL GENIO TAMBIÉN LE DIO PROBLEMAS
Esta debilidad también se notó en Castro, según su profesor de Matemáticas, Tomas Medal. Sin embargo, el estudiante por las tardes insistía en comprenderle al ejercicio hasta que conseguía despejar las dudas y demás debilidades al momento de resolver ejercicios de geometría analítica.
“No era en todo. Él comprendía con facilidad pero habían ejercicios en los que se complicaba, le costaba un poco más, eran los de geometría analítica pero él siempre estaba puliendo los conocimientos porque era bien autodidacta”, recordó Medal.
El colegio público Eddy Alonso, donde Castro cursó secundaria, tiene 54 maestros, todos son titulados y atienden a 1,582 alumnos que disponen de una biblioteca completamente dotada de libros para cada nivel educativo, según el registro del 2010.
En cuanto a infraestructura, el colegio está equipado completamente. Tiene su espacio de recreación, las aulas disponen de pupitres en buen estado, hay pizarras acrílicas y los techos no están “pasconeados” como ocurre en el 60 por ciento de las escuelas del país que requieren algún tipo de inversión, según apuntan recientes estudios.
Según el economista Adolfo Acevedo, la situación en la que se encuentran las escuelas del país no garantizan un buen aprendizaje de los estudiantes.
En el país hay 27,000 aulas de clase, según detalle del Mined, de éstas, 13,207 se encuentran en buen estado, 10,639 en regular estado y 3,981 en mal estado.
“Si tenemos un inversión mejor focalizada y se da al estudiante y al maestro las herramientas requeridas para su aprendizaje se puede conseguir la calidad en la educación”, insistió Acevedo.
Para este año, el Mined tiene una meta de ingreso de 1.8 millones de estudiantes que serán atendidos en las 27,000 aulas de clases disponibles en 8,398, según el Mined.
Quintana apuntó que entre los retos está la necesidad de destinar al menos el siete por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en la educación básica y media.
Según estimaciones de Acevedo el siete por ciento del PIB supera los 10 mil millones de córdobas.
Actualmente el Mined dispone de un presupuesto de 5,553 millones de córdobas, equivalentes al 3.7 por ciento del PIB.
Frente a estas cifras, y esta realidad educativa de contrastes, Mario Quintana cree que mañana, primer día del año escolar, es una oportunidad para superar los retos del sistema educativo, que debe procurar más estudiantes como Saúl Natán Castro.
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