CORRESPONSAL/NUEVA SEGOVIA
La contaminación con aguas mieles y desechos del cultivo del café, los incendios forestales, los constantes cambios de uso del suelo en el municipio de Dipilto está provocando escasez y mala calidad del agua para los más de 40 mil habitantes de Ocotal, cabecera departamental de Nueva Segovia.
Para Laura Karina Rodríguez, coordinadora ambiental en la Asociación de Municipio de Nueva Segovia (Amunse), el hecho de que los pobladores de Ocotal hasta hace algunos años ocupaban apenas el 35 por ciento de la producción total del agua del río Dipilto y ahora ocupan el 100 por ciento, “resulta extremadamente preocupante, porque esa fuente de agua se agota”.
- El 91 por ciento del área de la subcuenca del río Dipilto, de aproximadamente 93.5 kilómetros cuadrados, está contenido en el municipio de Dipilto, en tanto el 9 por ciento restante corresponde a Ocotal, coincidente con la parte baja de la cuenca, incluyendo su desembocadura en el río Coco o Segovia.
Enclavada en la cordillera Dipilto-Jalapa, es predominantemente escarpada, con algunas planicies de pequeñas extensiones. La totalidad de las fuentes hídricas que alimentan el cauce principal del río están localizadas en las microcuencas altas de Las Manos, La Laguna, El Volcán y La Tablazón.
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- Con el paso del huracán Mitch, en octubre de 1998, el municipio de Dipilto fue ubicado en el segundo lugar entre los más destruidos a nivel nacional. La cuenca y microcuenca del río Dipilto, principal recurso de interés del territorio, quedaron desprotegidas lo mismo que sus playas y sus cauces, las que están totalmente expuestas a la evaporación, contaminación y desaparición del agua.
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En la ciudad de Ocotal, que depende de un 100 por ciento del río Dipilto para el agua de consumo humano, algunos barrios están subabastecidos de agua y en otros el servicio se ausenta por más de una semana, y aunque funcionarios de Enacal consideran que la producción de agua de esa fuente todavía cumple con la demanda, la situación empeora para marzo, abril y parte de mayo.
La única fuente posible continuará siendo el agua superficial que escurre por el río Dipilto.
Franklin Moncada López, concejal de la Alcaldía de Dipilto y presidente del Comité Intermunicipal de la subcuenca de ese río, sostuvo que el cambio acelerado de uso del suelo, de vocación forestal al cultivo de café, está provocando una reducción “preocupante” en la cosecha de agua en la parte alta de la subcuenca.
Enfatizó que éste es un tema que desde hace muchos años vienen hablando las autoridades locales y tratando de definir acciones, como la propuesta de declarar el área alta de la subcuenca Parque Ecológico Municipal y a través de ordenanzas municipales tramitar los procesos administrativos contra los infractores de la Ley Ambiental.
PREMIAR A PROTECTORES DEL AMBIENTE
En ese sentido, un proyecto de Amunse, financiado por la FAO/Facility, tiene como objetivo contribuir a la implementación y elaboración de un Plan de Manejo y Cogestión de la Subcuenca del Río Dipilto, cuya columna vertebral será un mecanismo de compensación o pago por servicio ambiental hídrico.
Éste estaría a cargo del Comité Intermunicipal, conformado por representantes de gobiernos municipales, instituciones del Estado, organismos no gubernamentales y coordinado por líderes de barrios y comunidades de los municipios de Ocotal y Dipilto, respectivamente.
“Necesitamos darle al productor un incentivo, algo que le mejore su nivel de vida y que le despierte su interés por seguir conservando las áreas boscosas y nacimientos de agua en la parte alta de la subcuenca”, sostuvo Moncada.
Por tanto, el proyecto tiene el propósito entre otras cosas de sensibilizar a oferentes y demandantes del servicio hídrico del río Dipilto para hacer uso adecuado de los recursos naturales de la subcuenca, así como crear y reglamentar un fondo ambiental local.
Pequeños productores de café, como Luciano López Blandón, de la finca Sinai en El Volcán, han construido con sus propios esfuerzos un filtro artesanal para beneficiar unas 40 cargas (200 quintales pergamino por carga) y los residuos de la pulpa del café ocuparlos para abono orgánico. No ensucia ni contamina las fuentes de agua.
No es el caso de grandes productores de la zona que lanzan los desechos líquidos y sólidos a los principales afluentes, que se ha traducido en cambios significativos de la calidad ambiental de la subcuenca.
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