El humo que sale de las cocinas artesanales en los barrios más pobres de Managua indica algo más que comida a la vista. Es señal de que algo no anda bien. Significa que seguimos cocinando con leña.
Datos recopilados por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Sostenible (Fundenic SOS) advierten que en 2005 se consumía 2.5 veces más madera para quemarla en los fogones de las cocinas que para la industria.
No en vano se determinó que el 42 por ciento de la población nicaragüense usa leña para cocinar sus alimentos, y sólo el 26 por ciento de la gente usa gas licuado, mientras aumenta el número de personas que combinan ambas prácticas, según los datos de la fundación.
- En pleno siglo XXI, el gasto de leña todavía es excesivo en casi todo el país.
42% de los nicaragüenses utiliza leña para cocinar sus alimentos, no importa si tienen cocinas que funcionan a base de otro tipo de energía.
89% de la leña se consume en las zonas urbanas y comerciales, el 5% en la industria, y el 6% en la elaboración de carbón.
98% de la oferta de leña disponible proviene de la extracción de bosques naturales, especialmente del Pacífico de Nicaragua.
15 especies de madera son ideales para ser utilizadas como leña en el país, pero se están agotando y ya no hay discriminación para quemar.
98% de la leña que se comercializa en Nicaragua tiene estatus de ilegal, porque no cumple con las normas legales requeridas.
1.8 kilogramos de leña consume cada día un habitante de Nicaragua.
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En la zona del Pacífico de Nicaragua, donde vive más del 50 por ciento de la población del país, los pobladores parecen adictos a la leña, ya que, en promedio, cada uno consume al menos una pequeña rajita de leña diario.
Muchas de esas rajitas entran por Carretera Nueva a León. Cada día, por el sector del parque Las Piedrecitas, desfilan carretillas repletas de manojos de leña. Algunos de esos atados se quedan en pulperías, otros en mercados.
No parece mucho, pero, sumando el consumo de todas las ciudades del Pacífico, si se toma como referencia los datos de Fundenic SOS se llega a la conclusión de que esta zona de Nicaragua necesita más de 200 camiones de leña cada día para dejar las barrigas llenas.
SE QUEMA LA MEJOR MADERA
Debido a este alto consumo de leña, especies de árboles como el madero negro, eucalipto, guácimo de ternero, leucaena y quebracho son menos comunes que antes, según Hans Treminio, técnico forestal de Fundenic SOS.
El informe de Fundenic establece unas 15 especies de árboles que han sido utilizadas para leña y carbón.
Se trata de las mejores especies para el fuego de la cocina, ya que prenden con cierta facilidad, producen menos humo, mantienen la llama y tardan más en hacerse cenizas.
“Esa leña todavía se encuentra, pero es cara, cuesta como siete pesos la raja, nosotras las tortilleras no compramos eso, porque no nos da (el dinero)”, comenta Amada Reyes, vendedora de tortillas del Distrito Tres.
“Ya no viene buena leña, antes traían el brasil, el madero negro, ahora viene revuelto tigüilote, mango; ya no traen rajas, se aparecen con ramas, y uno tiene que comprarlas”, explica Reyes.
SE NOTA MERMA DEMADERA PARA LEÑA
A mediados de la década pasada Nicaragua llegó al punto de consumir más madera para hacerla leña que para construir muebles o viviendas.
Sin embargo, la merma en el abastecimiento de madera propicia para leña se viene notando especialmente en los últimos dos años, asegura el mayorista Julio Sequeira.
El comerciante señala que todavía hace dos años era normal encontrar las especies buenas para leña, pero ahora está cada vez más difícil.
“Se está quemando madera que ya no sirve, de palos podridos, porque ya no se ven palos buenos, los que tienen no los quieren cortar”, dice Sequeira.
El comerciante ahora también vende leña de aceituno, ceiba, zopilote, jiñocuabo y mora, especies que antes nadie las quería quemar, porque no eran tan buenas como las que abundaban.
La leña de ahora hace que una tortillera gaste hasta 100 córdobas en 80 ramas, que algún carretonero encontró en un predio baldío.
Es leña que no rinde, lanza humo en exceso, y no calienta lo suficiente.
Aún así, la leña continúa siendo el método preferido de los nicaragüenses para cocinar.
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