Hijos del dictador libio Muamar Gadafi le han pedido a su padre que deje el poder que ostenta desde hace 42 años en ese país y que solicite asilo en Nicaragua, según una información publicada ayer en la Radio del Ejército de Israel.
El diputado del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) José Pallais explicó que, de aprobar el presidente Ortega un asilo a Gaddafi, Nicaragua violentaría la resolución 1970 del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que remitió la situación de Libia a la Corte Penal Internacional para que se investiguen las violaciones a los derechos de los ciudadanos libios de parte del dictador.
Pallais precisó que Ortega se convertiría en cómplice de los delitos cometidos por Gaddafi, a quien calificó como “un delincuente internacional”, por lo que podría ser enjuiciado y condenado por los mismos.
El diputado del MRS Víctor Hugo Tinoco dijo que una de las cosas que se tienen que aclarar es en calidad de qué se otorga el asilo: si es de carácter humanitario, político o factores económicos.
Tinoco explicó que si un tirano es acogido por un gobierno, es porque existe simpatía hacia el exiliado, y que la actual Administración de Ortega copiaba el modelo libio, de concentrar el poder político y económico en la familia, limitándose el poder en el caudillo.
El diputado Eduardo Montealegre expresó: “Sería lo último que nos pasaría aquí. Sería un día negro en la historia de Nicaragua”, al referirse al posible asilo de Gadafi, lo que definió como “una barbaridad y un abuso” de Ortega. Agregó que Gadafi debería ser juzgado por el genocidio que causa en Libia.
El coordinador de la bancada oficialista, Edwin Castro, al consultarle sobre el posible asilo a Gaddafi, dijo desconocer esa situación y que no se pronunciaría respecto a especulaciones.
MARÍA JOSÉ URIARTE
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Según una nota publicada en el sitio jerusalempost.com, los socios de la familia de Gadafi, que están fuera de Libia, informaron que los hermanos Gadafi han recibido el consentimiento del Gobierno de Nicaragua para asilar a su padre, y que éste contaría con el apoyo de Estados Unidos (EE.UU.).
El embajador de EE.UU. en Managua, Roberto Callahan, negó que su país esté involucrado en negociaciones que permitirían la llegada en calidad de asilado del dictador libio o sus familiares.
Por su parte, el diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacen) Jacinto Suárez negó dicha información y tildó de “ridículo estar diciendo eso”.
“Gadafi no se va a asilar y no creo que Nicaragua sea el lugar (…) es ridículo estar diciendo eso”, aseguró a un medio local.
El sitio web informó que el dictador libio rechazó la propuesta de sus hijos e insistió en mantenerse en el poder y pelear contra los rebeldes en todo el país. El único hijo que lo acompaña en esta decisión es Saif al Islam, quien incluso ha llegado a negar que su padre haya mandado a matar a civiles en Libia.
El embajador Callahan dijo desconocer si Nicaragua contempla otorgar el asilo, pero confirmó haber recibido información desde Washington negando la participación de Estados Unidos en la negociación.
El diplomático considera que en estos momentos lo importante es que Gadafi abandone Libia “tan pronto como sea posible”, porque ha perdido su confianza.
En cuanto al apoyo que le brinda el presidente Daniel Ortega a Gadafi, recordó que es soberano para tomar sus decisiones, pero que Estados Unidos tiene una visión “completamente distinta de lo que está pasando en Libia y por eso han condenado que haya creado mercenarios para matar a su propia gente”.
La secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, manifestó ayer en una audiencia del Senado que Cuba, Venezuela y Nicaragua son “excepciones” a la corriente de “democracia sostenible” y crecimiento económico en América Latina.
Estos tres países fueron los que el martes se opusieron a que el pleno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) suspendiera a Libia del Consejo de Derechos Humanos por la violenta represión del régimen de Gadafi.
Ayer Gadafi pronunció en Trípoli un discurso en el que avisó que habrá miles de muertos en caso de intervención extranjera, insistió en que no se irá “nunca” del país y juró que sus fieles resistirán “hasta el último hombre y la última mujer”. “Miles de libios morirán en caso de intervención de Estados Unidos y la OTAN” en Libia, dijo.
“Gadafi no tiene función oficial para renunciar. Gadafi es un símbolo”, agregó el dictador, cuyo único título es el de “Guía de la Revolución”, al conmemorar el 34 aniversario de la instauración de la Jamahiriya (Estado de las Masas Árabe, Popular y Socialista) ante un auditorio que lo ovacionaba.
Gadafi agitó el espectro de la red islamista al Qaeda como responsable de la rebelión y amenazó con sustituir a las petroleras occidentales por compañías de China e India.
Gadafi negó la existencia de manifestaciones en el país, a pesar de que los insurrectos controlan varias ciudades y regiones. Ayer mismo, en una contraofensiva del régimen, Gadafi mandó a atacar por tierra y aire posiciones en manos de la rebelión en el este de Libia.
En el terreno, la oposición rechazó durante la noche una ofensiva de las tropas fieles a Gadafi con tanques y artillería pesada en Brega, 200 kilómetros al sudoeste de Bengasi, contaron habitantes del lugar. Los combates dejaron al menos una decena de muertos, según un balance provisorio efectuado a partir de testigos y fuentes médicas.
Varios heridos de bala fueron trasladados a Ajdabiya, ciudad situada a unos 850 kilómetros al este de Trípoli y en la primera línea de la región oriental controlada por las fuerzas opositoras.
La aviación de Gadafi bombardeó además un depósito de municiones cerca de Ajdabiya, al sur de Brega, indicó un testigo. Residentes de la zona aseguraron sin embargo que el blanco de los aviones era un cuartel tomado por la insurrección, a tres kilómetros de la ciudad.
Brega y Ajdabiya son dos puntos estratégicos para cualquier plan de marcha sobre Trípoli.
A raíz de los “ataques generalizados y sistemáticos contra la población civil”, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) anunció desde París la suspensión de “toda cooperación con Libia”.
La comunidad internacional busca una respuesta al éxodo masivo de personas que huyen del conflicto. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) pidió el envío de centenares de aviones para evacuar a la multitud que se agolpa en la frontera con Túnez.
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