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Cartas al Director

Reflexión

“La reflexión es el ojo del alma”.   
Jacques Benigne Bossuet (1627 – 1704); destacado clérigo, predicador e intelectual francés.

FALSA BONANZA

Nicaragua es un país lleno de recursos naturales y con un potencial que otros países desearan tener, el problema es que quienes lo habitamos parecemos no darnos cuenta de esto y los ineficientes que por años nos han gobernado no tienen el menor interés en mejorar. Para muestra un botón: el café es el cultivo que más ingresos le genera a nuestro país, pero lo que muchos no saben es que nuestro promedio de producción por manzana es bajísimo (entre 10 y 15 quintales oro), pero como los precios han mejorado enormemente desde el año pasado, los economistas gubernamentales se llenan la boca hablando del crecimiento cuando en realidad lo que hay es un aumento en el precio y no en la productividad.

En toda esta bonanza pregonada por el gobierno hay algo que realmente es producto del orteguismo y me refiero al hecho de que casi el 20 por ciento de los habitantes de Nicaragua han tenido que emigrar a otro países por la falta de empleo y otros males que le siguen. La bonanza consiste en el hecho de que nuestros hermanos que viven en el exterior enviaron durante el año 2010 casi 823 millones de dólares según fuentes del Banco Central, lo que representó más del 44 por ciento de los ingresos nacionales y este dinero sí mueve la economía nacional, ya que llega a manos de familias necesitadas y no a las cuentas de los ricos donde se acumulan los ingresos que producen rubros como el café, el oro, la ganadería, etc.

Ortega mata dos pájaros de un tiro: hace que se vayan del país quienes no están dispuestos a arrastrarse a sus pies o ganarse la vida haciendo pintas, tirando morteros o vapuleando manifestantes y a la vez quienes se fueron envían grandes cantidades de dinero para sostener la economía nacional. El colmo de la situación es que nuestros compatriotas que viven en el extranjero, además de sufrir todo tipo de injusticias en los países donde radican, son vistos como cualquier cosa por el orteguismo, ya que ni siquiera se les permite el sagrado derecho de elegir a sus gobernantes desde el lugar donde se encuentran. Ojalá y nuestros hermanos que viven en el extranjero, además de ayudarnos tanto con el fruto de su trabajo pudieran también venir a votar en noviembre próximo para así asegurarnos que nuestros hijos tengan en Nicaragua un país donde vivir con justicia y trabajo.

Dios salve a Nicaragua.

Walter F. Pineda Úbeda


LEYES PISOTEADAS

Soy un adulto mayor de 69 años de edad. El sábado 26 de febrero de los corrientes, fui al Estadio Nacional con mi esposa a querer disfrutar del juego de beisbol del equipo Bóer y Nueva Segovia; llegamos a la una de la tarde, pero no pudimos mirar dicho juego porque estaban poniendo una música tan estridente, tan ruidosa y tan infernal, que nos devolvimos, no pudiendo ya distraernos un poquito.

Eso es falta de respeto. Dicen que hay una ley ambiental, pero no la aplican. Parece que en Nicaragua las leyes las hacen para pisotearlas. Están a la vista de los que la pisotean.

Juan Carlos Centeno Z.

COMPLICACIÓN CON CLARO

El servicio al cliente no es precisamente una política muy extendida en las empresas que operan en este país, pero para la empresa Claro debe ser un hecho directamente paranormal.

He intentado pagar una factura de internet durante varios días sin conseguirlo. Y es que la dificultad para una transacción que se supone sencilla (y que además beneficia a la empresa, pues de eso vive) llega a extremos demenciales. Como ya no hay posibilidad de ir al edificio central de Claro, pues cerraron las oficinas de atención para complicarles más la vida a sus clientes, uno llega a la oficina de Metrocentro o de Galerías y le piden el número del contrato. ¡Como si tuviéramos que sabernos los números de todos los contratos que firmamos!

La empresa, en vez de suministrarlo in situ a través de sus empleados, obliga a usar un ridículo teléfono para comunicarse con un call center. La escena es casi surrealista: llamando a Claro desde las oficinas de Claro, y obteniendo a cambio un número erróneo de contrato. El cajero, que no es de Claro sino de Banpro, no puede hacer la gestión porque él sabe todavía menos, pero da la casualidad que mi contrato es con Claro y no con un banco, por lo que la primera empresa no puede eludir su responsabilidad.

Al cabo de unos días, cuando se ha conseguido realizar el milagro del pago después que hayan cortado el servicio de internet, obligan a usar de nuevo el absurdo teléfono para gestionar la reconexión… ¡en un lapso de 12 horas! Sólo al protestar con energía a una empleada se resuelve el tema en 10 segundos. Es decir: pudiendo atender la solicitud con rapidez y en persona, derivan toda la gestión hacia afuera, como si la empresa evitara todo roce con el cliente y lo considerara un molesto intruso.

Ante tanta incompetencia, es evidente que nos queda el derecho de rescindir nuestra relación con Claro. Pero también debería ser un deber de todo nicaragüense defender su dignidad y su derecho a que sean tomadas en cuenta sus reclamaciones. No deja de ser curioso que Claro, una empresa de telefonía, no sepa hacer ni la función más básica de los aparatos que vende: escuchar a un cliente.

Xavier Ruiz Ribes

Opinión Bonanza Claro leyes archivo
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