14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
Humberto Belli Pereira

Madres tigres y buenas notas

Si uno asiste a una ceremonia de graduación de las mejores universidades de Estados Unidos encontrará que un alto porcentaje de los estudiantes que recibe honores son orientales —chinos, coreanos, japoneses, etc.—, etnias que, aunque son minoría dentro de la población estudiantil norteamericana, son mayoría a la hora de recibir los premios.

La razón no es genética. Los estudiantes asiáticos no tienen cerebros más grandes. Pero tienen familias más exigentes. Amy Chua, madre china de dos exitosas estudiantes, explicó este factor en un libro que ha causado furor: Tiger Mother (Madre Tigre). La receta que ella siguió con sus hijas es simple: “No aceptar notas inferiores a 10 o A, no dejarles ver televisión o jugar nintendo, no aceptar que sean el estudiante número dos, no dejar que practiquen menos de dos horas de piano o violín, no permitirles dormir fuera de la casa, no permitirles escoger sus propias actividades extracurriculares”.

No hay duda de que el mensaje de Madre Tigre choca frontalmente con muchos de los valores dominantes de las familias modernas occidentales. Aún en familias cristianas son numerosos los que piensan anticuados preceptos bíblicos como Proverbios 29, 15: “Con azotes y reprensiones se aprende, pero el hijo consentido avergüenza a su madre”. Las escrituras inspiradas son ahora las opiniones de psicólogos y educadores, muchos de ellos relativistas que insisten en premiar sin castigar, en dejar que el niño escoja sus actividades y en que descubra sus propios valores. En este nuevo contexto los padres se ven a sí mismos como amigos, facilitadores o compinches de sus hijos, más que como guías y autoridades, capaces de exigirles y torcerles la voluntad.

Los padres occidentales, afirma la autora, tratan de apuntalar la autoestima de sus hijos disimulando sus fracasos y alabando notas como nueve (A- o B+). Los padres chinos, por el contrario, consideran cualquier nota inferior a 10 (A) como una deshonra. “La autoestima les sube a nuestros hijos cuando triunfan y tienen éxito”, dice la madre china, “no cuando les decimos que son maravillosos sin serlo”. Si su comportamiento es mediocre, hay que decírselo y hacerlos sentir mal. El exigirles no les daña la autoestima, sino que les demuestra que tenemos fe en que tienen todo el potencial para escalar los primeros puestos.

Amy Chua cree que para ser bueno en cualquier cosa se requiere trabajo y sacrificio, cosas a las que no son inclinados los niños. Por tanto hay que contrariar sus preferencias; “torcerles el brazo”. Hacerlo es más demandante para los padres que nadar con la corriente. En el fondo, el estilo moderno educativo, permisivo, no disciplinario y “democrático” suele ser más cómodo para los padres que el antiguo.

Los padres occidentales modernos podrán objetar el estilo educacional que prevalece en las familias chinas —el 70 por ciento de las madres occidentales opinan que enfatizar el éxito académico no es bueno para los niños contra 0 por ciento de las chinas— pero no pueden argumentar que los progenitores chinos quieran menos a sus proles. Si el amor se midiese por unidades de tiempo dedicados al ser querido, nadie le ganaría a los padres chinos. El tiempo que ellos invierten ayudando a sus hijos en tareas académicas suele ser diez veces superior a lo acostumbrado en occidente.

Esta obsesión por la educación es compartida por el gobierno de China continental. El año escolar chino tiene 243 días, contra 160 del promedio latinoamericano, y sus días tienen más horas de estudio: de 7:30 a. m. a 3:30 p. m. Terminada la jornada escolar regular entra la impuesta por la familia, típicamente constituida por una o dos horas más de “estudios dirigidos” y dos o tres horas adicionales de cursos de inglés. Son millones, dice el periodista argentino Andrés Oppenheimer, los niños chinos que estudian 12, 13 y hasta 14 horas diarias.

Las familias chinas no solo cargan la vida de sus hijos con muchas horas de estudio, sino que les exigen que sean los mejores. No les ruegan ni les suplican que lo sean: les exigen. Y sin contemplaciones. ¿Serán más infelices que los niños de los hogares occidentales modernos? Quizás, aunque no lo creo —si sirve de indicio, sus tasas de drogadicción, alcoholismo y delitos son menores que la de otras etnias. De lo que podemos estar seguros es que, como van las cosas, muchos de estos niños “nerdos”, o bien portados, van a ser los jefes en muchas empresas, de los chicos y chicas occidentales que parrandeaban mientras ellos, los chinitos, hacían la tarea bajo el ojo vigilante de mamá.

El autor es sociólogo y fue ministro de educación 1990-1998.

Opinión Belli madres notas Tigres archivo

COMENTARIOS

  1. Juan Perez el analfabeto
    Hace 13 años

    Excelente articulo. Los estudianates de las minorias asiaticas principalmente la china, tienen el 50 % o mas del cupo en las mejores universidades del norte de California. Por mencionar un area Los Hospitales.Si uno visita estos hospitales se encuentra con que la mayoria de los medicos son de origen chino. Las familias tienen una gran disciplina que la transmiten a sus descendientes. No hay vuelta de hora, vamos como el cangrejo.

  2. Rolando Tellez
    Hace 13 años

    Lo expuesto es muy cierto. ?Por qué hay más multimillonarios en China que en Estados Unidos? Lástima que en nuestras sociedades gran parte de nuestra juventud no quiere molestarse trabajando o estudiando 7/24.

  3. UNA ANECDOTA
    Hace 13 años

    Yo iba en bus a mi trabajo en San Francisco. Subió al bus una china joven cargando a un niñito de meses, probablemente para dejarlo en la guardería infantil y seguir ella a su trabajo. La madre le había puesto al chinito una gorrita que le quedaba grande, y la gorrita tenía un rótulo en el frente; decía “COLLEGE”.

  4. JOSE DAVID LAGUNA
    Hace 13 años

    EN el 2002 el ultimo de mis hijos iba muy mal en el H.S. en mitad del curso le hice una propuesta. Te voy a dar $500 dls. si pasas.
    Si te aplazan, un par de patadas en el trasero es lo que te voy a
    dar. No me digas ni si, ni no. Solo piensalo. Es asunto tuyo. Ten
    dras que ir a lavar platos o lavar hinodoros a como hacen los inmi
    grantes. Porque sin el titulo de H.S no tendras de otra. Paso el tiempo…y se graduo. Y le pague sus $500. Siguio estudiando, y
    ahora gana $73 mil dls.anual.

  5. Antonio
    Hace 13 años

    Al final todo se resume en exigencia. Esa es la palabra clave en la educación.

  6. JOSE DAVID LAGUNA
    Hace 13 años

    A 2 cuadras de donde yo vivo esta una escuela de los genios, los
    mas inteligentes del estado.Un poco despues de las 7.am. salen
    cientos de muchachos del tren, unos suben , otros bajan.Los blan
    quitos son mayoria, los hispanos o negros, contados con los de
    dos de la mano, las muchachas igual, 3, o 4. Pienso que no es des
    criminacion, sino genetica, no podemos luchar contra ella.La escue
    la exigen 100 como calificacion, no menos. El hijo mio apenas hizo
    96, y eso yo ayudandole en sus tarea

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí