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Edward Müller visitó Managua para advertir sobre la amenaza del cambio climático sobre las reservas naturales. LA PRENSA/C. MALESPÍN

Suerte de Bosawas es culpa de todos

No solo los colonos están destruyendo la Reserva de Biosfera Bosawas. En realidad, esta área protegida está desapareciendo gracias a la colaboración de todos, debido a las malas prácticas de consumo.

No solo los colonos están destruyendo la Reserva de Biosfera Bosawas. En realidad, esta área protegida está desapareciendo gracias a la colaboración de todos, debido a las malas prácticas de consumo.

Esto lo señaló Edward Müller, representante de Al Gore para América Latina, en una comparecencia realizada este viernes en Managua, por invitación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

La humanidad entera está contribuyendo a la desaparición de Bosawas, tal como lo hace con las 564 reservas de biosfera del mundo, a pesar de ser “las joyas de la corona de los países”, dijo Müller.

Esto se debe a los efectos que está sufriendo Bosawas gracias al cambio climático, que se expresa en un calentamiento de la Tierra, gracias en parte a que el “hombre” contamina la atmósfera.

[doap_box title=”Sin cabeza” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

Las tres reservas de biosfera de Nicaragua existen por esfuerzos iniciales, pero los expertos consideran que el país tiene un gran vacío, ya que no existe una comisión nacional que impulse su conservación, a pesar de que las mismas ofrecen la posibilidad del desarrollo sostenible, un modelo que reconoce los recursos naturales como la fuente de los beneficios económicos y sociales.

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El experto, que tiene más de 20 años de seguir de cerca los cambios que sufre Bosawas, recordó que el cambio de uso de suelo representa el 18 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, el fenómeno que está provocando el calentamiento global.

El cambio de uso de suelo es justamente lo que más está afectando a Bosawas, y es lo que hace creer a Müller que la misma reserva no existirá en 2030.

Uno de los mayores temores expresados por el especialista es que Bosawas corra la misma suerte que tuvieron las selvas del Amazonas con la sequía de 2005.

La falta de agua provocó que muchas plantas se secaran, y que gracias a eso el llamado mayor pulmón del planeta emitiera tantos gases de efecto invernadero como una ciudad industrializada.

“Creo que nos hemos vuelto como los zompopos, llegamos y atacamos, nos comemos las hojas, y al final la planta se muere, pero la verdad es que ya no hay donde seguir. Somos mucha gente en el planeta, es lo último que nos queda”, comentó Müller.

Debido a este tipo de amenazas, la Unesco está valorando la posibilidad de quitar el título a algunas áreas declaradas como Reserva de Biosfera, según confirmó Juan Bautista Arríen, representante de la Unesco en Nicaragua.

Arríen, al igual que Müller, recordó que una de las principales debilidades de las reservas de biosfera es que se pasa por alto el aporte de los indígenas, que son los dueños de los bosques más importantes que existen en América Latina.

“Nosotros aprendemos de nuestros padres, sabemos que los bosques no son tierras fértiles para sembrar, cortamos los frutos de los árboles, pescamos, cazamos, no es que no querramos ir montados (a caballo) o no querramos la tecnología, pero es que los bosques nos dan la vida”, comentó Celestino Taylor, indígena habitante de Bosawas.

Esta reserva es casi tan grande como la del Gran Lago de Nicaragua, cuya extensión sobrepasa los 8,000 kilómetros cuadrados.

Desde inicio de los años noventa sufre por la invasión de gente del centro del país, cuya producción y subsistencia depende de la desaparición de los bosques.

Müller aseguró que en términos económicos Bosawas cuesta miles de millones de dólares.

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