Desde hace mucho tiempo el parque El Carmen dejó de ser el sitio para esparcimiento de los habitantes de la comunidad que lleva ese nombre y pasó a ser el parque de descanso de oficiales y militares, así como de personal de confianza del presidente Daniel Ortega y su familia.
El parque fue lo primero que la seguridad de Ortega “confiscó” para la familia presidencial por estar dentro del perímetro de seguridad establecido por la Policía Nacional.
Después empezaron a mover vallas metálicas a una cuadra de distancia con la casa presidencial, después otra y ahora se estima que el área de seguridad puede abarcar una extensión comprendida entre cinco y ocho manzanas alrededor.
El perímetro de seguridad está establecido según lo que determina la seguridad personal, de acuerdo con lo afirmado por la directora de la Policía Nacional, primera comisionada Aminta Granera.
El parque El Carmen “es una zona hermética”, hasta para agentes de la Policía que no poseen “los credenciales” y si no los tienen para entrar “no pasan (pues) es una zona de seguridad”, refirió Granera.
LA POLICÍA DE ORTEGA
Granera fue consultada si el aumento del perímetro de seguridad respondía a algún indicio de amenaza contra Ortega. La respuesta fue: “Eso es la seguridad personal (que) está midiendo, yo siempre he dicho que todo se mide, se valora, a veces se sube a veces se baja, obviamente en un año electoral en donde se corren más riesgos, donde hay más movilizaciones, pues nosotros tenemos que reforzar la seguridad personal y las medidas de seguridad personal”.
Irving Dávila, de la Coordinadora Civil, aclaró: “Los nicaragüenses no andamos buscando cómo hacer daño al presidente(…) no nos interesa derrocar al presidente, lo que queremos es que hayan las vías cívicas e institucionales para que los ciudadanos se expresen y no es cerrando los espacios”.
Dávila expresó que las vallas metálicas dan la impresión de “que estamos en una situación de preguerra o algo similar”.
El funcionario del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Gonzalo Carrión, recordó cómo tras el primer mandato de gobierno de Ortega fácilmente se le observaba a este trotando en su campo deportivo, porque únicamente tenía una malla.
MURALLA, CÁMARAS Y TORREONES
Ortega tan solo ganó su segundo mandato presidencial y en los primeros meses alrededor de su casa se levantó una muralla de losetas con amplias extensiones, señaló Carrión. Después hubo extensiones para arriba a esa muralla y hasta colocaron cámaras de vídeo de potente alcance, criticó Carrión.
“De tal manera que allí es inalcanzable, además no creo que alguien vaya a osar la aventura y la irresponsabilidad de querer escalar ese muro, que además le pusieron torreones y casetas donde hay policías”, manifestó Carrión.
“Yo no sé si el presidente Ortega va a tener que comprar todas las casas que están allí”, apuntó Carrión, aunque señaló que ya hay varias propiedades que la familia de Ortega ha ido comprando en los alrededores, muchas para negocios.
DICTADOR SE ADUEÑA DE CALLES
Las barreras metálicas que ha colocado la Policía por los diferentes puntos de acceso a la residencia, Secretaría del Frente Sandinista y casa de la Presidencia, son consideradas por Carrión como “una especie de privatización de las calles, porque están cerradas, está limitada la circulación”, lo que inhibe a los habitantes del sector de caminar libremente.
Lo paradójico —según Carrión— es que la campaña gubernamental intenta convencer de que Ortega es querido por todo el pueblo. “¿Y si es el hombre más querido de Nicaragua, a qué le teme?”, preguntó Carrión, quien recordó que los grupos que logran acercarse a protestar son grupos pequeños.
Para Dávila, “lo que la lógica debe indicar es que si un pueblo está identificado totalmente con su presidente, el pueblo se confunde con su presidente y el presidente con su pueblo, no deberían existir esos mecanismos, ni esas vallas que causan una impresión negativa al ciudadano en relación a la seguridad propia”.
Carrión estimó que las barreras metálicas han sido colocadas a largas distancias para evitar que Ortega escuche los gritos “contra la reelección y por la libertad”, de parte de la población.
MÁS GASTO AL ESTADO
Carrión y Dávila coinciden en que el aumento del perímetro de seguridad representa mayor gasto al Estado, pues en cada valla metálica están de forma visible entre dos y tres policías por día, pero en el parque e interior de la casa hay una cantidad no determinada de oficiales de Inteligencia, de operaciones especiales, sin incluir soldados del Ejército y de los llamados camisas azules.
“Hay prácticamente un avasallamiento de los policías en negar el tránsito normal que la gente hace cotidianamente en esta zona”, expresó Dávila. “Por otro lado, nos preocupa que pareciera haber una sicosis de parte del presidente de la República y órganos de seguridad de querer ver a todos los ciudadanos como enemigos. Esa actitud puede generar posteriormente una tragedia como ya ha pasado anteriormente”, advirtió Dávila.
Ver en la versión impresa las páginas: 1 A ,6 A