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¡Muuuy buenooos díaaas!

Esta mañana, al encender la radio no me enteré de la temperatura del día ni del resto de detalles del clima. Menos del reporte del tráfico —que sin duda es una ciencia oculta en esta capital sin nomenclatura de calles ni centro—, pero sí de que en la madrugada arrestaron a Silvana. Según la radio, un par de policías la encontraron caminando sola por la carretera a Tipitapa.

Esta mañana, al encender la radio no me enteré de la temperatura del día ni del resto de detalles del clima. Menos del reporte del tráfico —que sin duda es una ciencia oculta en esta capital sin nomenclatura de calles ni centro—, pero sí de que en la madrugada arrestaron a Silvana. Según la radio, un par de policías la encontraron caminando sola por la carretera a Tipitapa.

“Pipiripipip… Pipiripipip… Seguimos con el reporte de los incidentes de la noche anterior y de la madrugada… Detienen en carretera a Tipitapa a una mujer que caminaba sola y se movía como si ¡ay! Llevara pajuelilla. Pero lo que en verdad llevaba eran dos óvulos de cocaína escondidos entre las enchiladas”. “¿En dónde?”, interrumpió una voz, y el locutor le repitió: “Entre las enchiladas”.

La radio no dio más detalles de la noticia, pero se encargó de recrear el arresto con el diálogo de dos hombres, en el que uno fingía ser Silvana y el otro el oficial de policía que sospechó de ella. Así me enteré que la mujer no era una vendedora de enchiladas y tampoco fue entre unas empanadas de tortilla con carne que le encontraron la droga.

“Una oficial mujer le revisó sus partes pudorosas y ahí le encontraron la cocaína”, concluyó el locutor, antes que los anuncios interrumpieran por quinta vez el noticiero que se autodefine como “el paradigma noticioso de todas las radios”.

Pero en la televisión las noticias no eran mejores. Dicen que esta mañana un hombre no identificado “apareció” borracho y desnudo en un andén del barrio Villa Progreso.

“El hombre —aclara el ‘periodista’— no es de este barrio, por lo que los habitantes de Villa Progreso procedieron a llamar a este noticiero para reportar el hallazgo del individuo que estaba dormido por los efectos del alcohol, aparentemente sin enterarse de que estaba golpeado y desnudo”.

“Afortunadamente —agrega— los golpes que el hombre tenía en su cuerpo no ameritaban ningún traslado ambulatorio, por lo que uno de los habitantes que llamó al noticiero se solidarizó con el desconocido y lo cubrió con una sábana para ahorrarle la vergüenza de amanecer en la calle sin ropa ni paños menores”.

¡Claro! Yo me imagino que con tremendo detalle de este habitante de Villa Progreso, al hombre ya no le avergonzará tanto que la audiencia del noticiero despertara o desayunara mientras conocía de su infortunio y de su marca más recóndita, gracias al esmerado trabajo del camarógrafo que se encargó de filmar “el hallazgo” desde todos los ángulos, ¡todos! Nada más procurando que la escena luciera lo suficientemente borrosa como para que el equipo de edición solo se limitara a censurar el último acercamiento bajo el abdomen del hombre que ni se despertó por el escándalo.

Quince minutos antes de las entrevistas de los programas matutinos de opinión, en el noticiero de otro canal aún siguen “informando” sobre el feto de ocho meses y medio de gestación que un grupo de pepenadores de un basurero local de Chinandega descubrieron el martes en una bolsa plástica.

En estos primeros quince minutos de mi día, de la droga, el alcohol, la sangre y la violencia, la cadena internacional de noticias más importante en el sistema del cable me traslada a la amenaza nuclear que llega desde Fukushima, al noreste de Japón, desatada tras el terremoto de 8.9 en la escala de Ritcher y el tsunami que el viernes antepasado devastó Sendai, en la región de Tohoku, y ha dejado más de 7 mil muertos y unos 10 mil desaparecidos, según las cifras oficiales más recientes.

De las advertencias del noticiero internacional y la lectura de sus comentarios en las redes sociales sobre las medidas que hay que tomar para evitar una contaminación radiactiva, me distrae el olor del café recién colado y pienso en lo terrible que es el que a estas alturas del día ni siquiera haya desayunado, pero claro, ¡apenas está comenzando!

Nacionales mañana radio tráfico archivo

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