14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Gonzalo Cuéllar y Zoa Meza, del grupo de teatro Guachipilín. Fotos de LA PRENSA/Bismarck Picado

30 años transmitiendo alegría

Habrá quien recuerde el famoso programa televisivo Matatirutirulá que se transmitió en los años ochenta. O quizá recuerden el espacio para niños Ronda Cumiche . Pues bien, los creadores de dichos programas hoy cumplen 30 años de transmitir alegría, sueños e imaginación a los niños y niñas del país.

Habrá quien recuerde el famoso programa televisivo Matatirutirulá que se transmitió en los años ochenta. O quizá recuerden el espacio para niños Ronda Cumiche . Pues bien, los creadores de dichos programas hoy cumplen 30 años de transmitir alegría, sueños e imaginación a los niños y niñas del país.

El grupo de teatro de títeres Guachipilín desde su fundación el 27 de marzo de 1981, ha tenido la visión de compartir los sueños e inquietudes de la niñez nicaragüense. Se ha sumergido en el desarrollo infantil, incluso han sido partícipes de la educación y del mundo fascinante de la imaginación.

Los niños que crecieron junto a los títeres de Guachipilín y que hoy son adultos, ahora llevan a sus hijos, los que disfrutan de las obras como la del Perro que no sabía ladrar, El gato con botas, La princesa, Historias de Sol y Luna y la obra que ha tenido mayor éxito en los últimos 10 años, Piratas .

Aunque el grupo de teatro de títeres nació como una alternativa educativa, recreativa y artística para la televisión, fue el contacto directo con los niños lo que les entusiasmó a nunca dejar de crear títeres y recrear las historias más fascinantes.

Pero aunque su público más importante es la niñez, Guachipilín se ha destacado en otras disciplinas artísticas. Han transformado el arte en un instrumento artístico-terapéutico. Pero además crearon una escuela dirigida a la niñez y la juventud para transmitir los conocimientos teatrales y para consolidar el repertorio.

Con Gonzalo Cuéllar y Zoa Meza a la cabeza, el grupo de teatro Guachipilín ha realizado alrededor de 80 programas de títeres de televisión. Actualmente se presentan en un canal televisivo teniendo a niños de preescolar como público.

Han recorrido los rincones del país presentando los montajes de más de 20 obras.

UN CREADOR, UN MAGO

Titiriteros del grupo Guachipilín dan vida a la obra Mundo de Papel.
Los títeres, están definidos por Wikipedia, como muñecos de trapo o madera diseñados para representar obras de teatro. Guachipilín a través de los años se ha convertido en un aliado para que la niñez pueda expresarse. Cuéllar es de los pocos, o quizás el único que construye títeres en Nicaragua.

“El teatro de títeres no es simplemente mover un muñeco y hablarle bonito a los niños. Entrar en el arte de teatro de títeres significa que tenés que construir, crear y actuar para captar la atención de los niños y que sean capaces de imaginar y participar”, comenta Meza.

A través de la historia del arte, el teatro de títeres siempre fue considerado un arte fácil, un arte menor. En Nicaragua ese pensamiento no es distinto. Gonzalo Cuéllar, quien ha vivido de este arte por más de 30 años, explica que en una sociedad paternalista es natural que se le dé poca importancia a esta disciplina.

“En nuestra sociedad existe una especie de desvalorización hacia la recreación de la niñez. Y eso se ve reflejado en el arte. Encontrás muchas ofertas para los adultos, pero para los niños es muy poca”, explica Cuéllar.

Pero quizás la complicación más grande que existe en este tipo de teatro es la calidad, oferta y espacios que promuevan la imaginación.

“El grupo de teatro de títeres es mucho más antiguo y milenario que el teatro de personajes. Nace en una cueva donde una persona ve reflejado sus manos en las paredes. Incluso el cine nace del teatro de sombras”, dice Cuéllar.

¿y ahora qué?….

Al cumplir 30 años, el reto principal de Guachipilín es demostrar que el teatro de títeres evoluciona y va de generación en generación.

“El que nos veía hace 25 años ahora es un adulto y ahora traen a sus hijos a ver nuestras obras. Pero en ese adulto que creció con nosotros sigue habiendo un niño dentro”, agrega la carismática y enérgica Zoa Meza.

El éxito de su duración dentro del arte se debe a la pasión y dinamismo que prevalecen en cada presentación.

Meza destaca que los 30 años de experiencia es un legado para los jóvenes. Han sistematizado el conocimiento de aprendizaje y ahora lo transmiten a sus estudiantes.

En un espacio abierto, con un árbol de chilamate de frente, rodeados de un chagüital y árboles es donde Cuéllar y Zoa dan los talleres de dirección de teatro de mesa, títeres y dramaturgia.

“Trabajamos como muchas personas, con dificultades, pero es satisfactorio tener obstáculos y atraversarlos llenos de ideas e imaginación”, comparte Meza.

Una de las mayores satisfacciones para cualquier artista es ver a su público disfrutar y al final de la obra éste se levante y aplauda.

En el caso de los niños no siempre ocurre. La niñez es considerada el público más difícil. Porque si no le gusta lo que le están presentando, se aburre, se queja y se sale de la sala.

“Es el público más difícil porque es el más honesto. Un adulto si no le gusta lo que ve, se aguanta pero no se sale. Los niños exigen, se aburren y se van”, explica Cuéllar.

Así mismo, afirma que si el titiritero no está preparado para darle frente y atraer la atención de los niños, la obra no tendrá éxito.

Ese es el mayor reto. Mantener entretenido al niño, pero a la vez transmitirle mensajes educativos y de desarrollo mental.

“Los titiriteros que no se actualizan, no reinventan sus actuaciones, se les acaba las ideas, no duran mucho en esto. Esa es la razón por la cual las pocas agrupaciones de teatro de títeres que han existido en el país se deshacen al poco tiempo de haberse formado”, opina Meza.

Para dedicarse a este arte es preciso estudiar sicología y el mundo de los niños, conocer cada etapa de desarrollo para identificar cuáles son sus gustos y a partir de ahí crear o adaptar una obra que le interese.

Para Zoa Meza lo más lindo de esta profesión es ver cómo los niños sueñan, ríen. Ser parte de un creativo imaginario donde juegan y son parte del imaginario de los niños.

Según Gonzalo Cuéllar, el mercado del teatro de títeres del país es grande. Existe demanda y mucha aceptación. Comenta que la dificultad radica en que en Nicaragua no existen creadores de muñecos y que hay poca habilidad para adaptar un cuento o una novela.

Mientras tanto, el grupo de teatro de títeres festeja 30 años enseñando y actuando. Entre los planes de la agrupación teatral está la construcción de un local para prestar mejores condiciones a los aprendices.

Ayer la agrupación festejó sobre las tablas presentando Un mundo de Papel , una obra para jóvenes y adultos, donde estuvieron acompañados de la cantautora nicaragüense Clara Grun.

Hoy y mañana los niños podrán bailar y pelear con la vieja mala de los mares al aventurarse en el mundo de los piratas, a través de la presentación de Piratas . 

La Prensa Domingo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí