Boanerges Espinoza no debería haber lanzado ayer. Un hematoma en el glúteo derecho lo tenía fuera de la rotación para el fin de semana, pero un inesperado resurgir de Boaco puso en aprietos al Chinandega y el valiente tirador no tuvo más remedio que subir a la colina, en donde sin saberlo le aguardaba una cita con la historia.
- Son al menos siete los Juegos Perfectos que han sido forjados por tiradores nicaragüenses, incluyendo los tres en la historia moderna de los campeonatos nacionales.
En 1952, Alejandro El Toro Canales lo tiró frente al Camisas Venus.
El 3 de febrero de 1957 en Guatemala, el nicaragüense Armando Niño, del equipo Marte lo tiró frente al Hacienda, y de acuerdo con la web de la federación de beisbol guatemalteca, es el único que se ha bordado hasta el momento en ese país.
El cuarto fue el de Emir Darce, del Corinto, el 14 de junio de 1981, cuando venció 10-0 a Boaco en ocho innings, con seis ponches.
Asdrudes Flores, del Chinandega, tiró el suyo el 6 de enero de 1991, al superar 5-0 al Estelí en ocho entradas con 10 abanicados.
Entonces el sexto fue el de Denis Martínez en las Grandes Ligas, el 28 de julio en 1991 en Dodger Stadium con los Expos, y el de Boanerges es el séptimo.
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Espinoza logró ayer la máxima hazaña del beisbol, al lanzar un Juego Perfecto, al retirar en fila a 21 bateadores durante siete entradas, con el adorno de ocho ponches para vencer 5-0 a los Productores de Boaco, en el estadio Efraín Tijerino, en Chinandega.
El juego fue de siete innings debido a una doble programación que los chinandeganos completaron con un nocaut de 10-0 en cinco entradas, a segunda hora.
Fue apenas el tercer Juego Perfecto en la historia moderna de los campeonatos nacionales, o sea desde 1970, y el primero en 20 años, desde que Asdrudes Flores tiró uno aquí y Denis Martínez lo hizo en las Grandes Ligas.
“Por supuesto que es un momento especial en mi carrera, pero con honestidad te digo que si pudiera cambiar este juego por un campeonato para el Chinandega, con gusto lo hago”, dijo Boanerges.
“Yo no sabía que estaba tirando perfecto. Yo estaba enfocado en que no me hicieran carrera y ganar porque Boaco nos había vencido el viernes y el sábado. Íbamos ganando 5-0 y miraba nervioso a varios, pero cuando ponché a Reymundo Leytón para el último out, todo se convirtió en alegría y fue Adolfo Matamoros (el cátcher) quien vino hacia mí y me dijo lo que estaba pasando”, relata.
“Todo lo que quería era que ganara mi equipo. Hoy (ayer) cuando salí de mi casa, le dediqué este juego a la gloria y honra de Dios y que fuera él quien guiara mis pitcheos”, agregó.
Como en todo juego de este tipo, siempre hay una gran jugada a la defensiva y esa fue una de Francisco Mendoza tirándose en la zona de foul de la primera base para atrapar un elevado de Oswaldo Brizuela, para descabezar el último inning.
Boanerges se encargó del resto, al dejar con la carabina al hombro a César Obregón y Reymundo Leytón.
(Agradecemos la colaboración de Néstor Rodríguez)
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