Hay, creo yo, dos grandes puntos de coincidencia respecto a Román “Chocolatito” González, el formidable pugilista capitalino que escribe su historia en el casillero de las 108 libras de la AMB.
Una es que posee un estupendo talento natural que ha sido bastante bien cultivado. La otra, que hace falta verlo ante los mejores púgiles de su categoría para calibrar objetivamente su nivel. Y a partir de esas premisas se puede entonces intentar un análisis que conduzca a descubrir su verdadera dimensión.
Alexis Argüello, que sigue siendo el patrón por el que se mide a los boxeadores surgidos en nuestro país, tenía un material excepcional, pero su verdadera estatura se apreció mejor cuando se le sometió a prueba ante los mejores. Lo mismo pasó con Rosendo Álvarez, el púgil que le sigue.
Quizá porque como dijo Cicerón, no hay gloria sin peligro. A Argüello se le vio, por ejemplo, ante Rubén Olivares, exigido y abrumado toda una noche, hasta que en lo más profundo del sufrimiento extrajo lo mejor de su arsenal y cambió la historia de una pelea, y de una carrera, que llegó a ser grandiosa.
Luego vinieron las demostraciones de combatividad, evolución técnica y poderosa pegada de Alexis, cuyo consistente recuerdo en la memoria colectiva, lejos de perder brillo, se vuelve más rutilante con el tiempo. Igual pasa con Rosendo. Tras deshacerse de los Porpaoin, siguió hasta toparse con Ricardo López y lo envió a la lona.
Román se ha enfrentado a buenos rivales como Yutaka Niida, Katsunori Takayama e Hiroshi Matsumoto, entre otros, pero mientras eso pasa, andan por ahí Giovanny Segura, Donnie Nietes, Iván Calderón y Juan Carlos Reveco, quien prefirió huir y abandonar el título que medirse al peleador pinolero.
El asunto del peso podría ser un inconveniente para medirse a Segura, quizá el más peligroso de los oponentes disponibles, y Calderón, quien va en picada, podría ser atractivo, pero sólo en términos económicos, porque quizá no contribuiría mucho a agrandar la figura del nica.
Así que estamos claros del talento especial de Román, pero su dimensión como boxeador es todavía una indagación pendiente, que seguro pasará en su momento, aunque mientras tanto, hay un buen margen para especular.
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