EL CAIRO/AP
Miles de manifestantes quemaron automóviles y se parapetaron tras las barricadas en la Plaza Tahrir para exigir la renuncia del ministro de Defensa luego de que emplazó a las tropas durante la noche para dispersar una manifestación, en la que murió uno de los participantes y otros 71 fueron heridos.
El ejército advirtió el sábado por la noche que retiraría a los manifestantes de la plaza con “toda la fuerza y decisión” para que la vida vuelva a la normalidad.
La advertencia podría ser un presagio de otra escena como la ocurrida en la madrugada, cuando cientos de soldados, incluyendo una unidad especial de paracaidistas, se internaron en la Plaza Tahrir disparando en al aire y golpeando a los manifestantes con bastones y aparatos de choques eléctricos.
Los efectivos arrastraron a algunos protestantes mientras que otros se marcharon, heridos. Los testigos reportaron que dos personas fallecieron, aunque el Ministerio de Salud insistió en que sólo hubo un muerto.
“Fue como una película de terror”, dijo Mohamed Yehia, un activista y estudiante universitario que se encontraba entre los manifestantes.
La confrontación marca un punto peligroso en los tres meses de revuelta que han agitado al país. Apenas el 11 de febrero, tras la salida del presidente Hosni Mubarak, los manifestantes besaban y abrazaban a los militares como agradecimiento en esta misma plaza, reconociéndolos por proteger su “revolución”.
Pero desde entonces las tensiones han aumentado. Los líderes de los manifestantes han criticado al consejo militar por su manejo en la transición posterior a la caída de Mubarak, y la población está molesta porque no ha enjuiciado al ex presidente, por lo que ahora muchos piden que sea retirado el ministro de Defensa Husein Tantawi.
Los soldados entraron en la plaza hacia las 3:00 de la madrugada y cargaron contra un campamento de manifestantes levantado en el centro, donde habían formado un cordón humano a fin de proteger a cerca de 25 oficiales del ejército que se habían unido a los que protestaban, pese a las órdenes de sus superiores.
Alí Mustafá, un mecánico de automóviles que guardaba la carpa de los “soldados libres”, dijo que vio cómo uno de los miembros del ejército hería a uno de los oficiales con una bayoneta, y señaló una zona del pavimento manchada de sangre bajo un montón de basura y restos de comida.
Los soldados detuvieron a 42 jóvenes, incluyendo uno británico y un alemán en la redada, informó el abogado por los derechos humanos Mohamed al-Ansari. Los detenidos enfrentan a los tribunales militares por violar las prohibiciones castrenses a las concentraciones públicas.
El ejército dijo que ocho personas más con uniformes militares fueron arrestadas, refiriéndose a oficiales desertores.
Al parecer la represión se debió en parte a la presencia de esos oficiales que se unieron a los manifestantes y condenaron al mando de las fuerzas armadas, argumentando que Mubarak sigue gobernando a través de Tantawi y sus generales.
En un comunicado del sábado uno de los oficiales exigió que se disuelva el Consejo Supremo, el actual gobierno militar, y que sea reemplazado por un consejo presidencial, además de que se enjuicie a los responsables de la muerte de los manifestantes.
La noche del sábado, el consejo anunció el cambio de algunos gobernadores de provincias y se ordenó la confiscación de todas las oficinas del anterior partido gobernante, quizá en un gesto de conciliación.
