A Mónica Baltodano la cargaban como un saco por defender la Constitución. Cuatro policías alzaron a la fuerza, el pasado sábado, a la exguerrillera sandinista que en 1979, en Granada, tomó el mando en La Pólvora, el último cuartel que el somocismo tuvo bajo control.
Baltodano, ahora diputada y lejos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), no opuso resistencia a los policías que la tomaron de los hombros, cintura y pies, y que tal vez eran unos recién nacidos cuando ella, enmascarada, luchaba contra la Guardia Nacional.
Baltodano acompañó una protesta en contra de la inconstitucional candidatura presidencial de Daniel Ortega hace ocho días. La manifestación no avanzó mucho. Tres cordones de oficiales de línea y uno de antimotines impidieron el trayecto original de la marcha.
“Ustedes ofenden los principios de la Policía, que es la defensa de la Constitución”, les gritó Baltodano a los oficiales en la Carretera a Masaya, luego que la desalojaran a la fuerza.
La legisladora siente que en Nicaragua se repite una vieja película que combina autoritarismo gubernamental y colaboracionismo opositor. Un ejemplo: el país pasó de las hordas nicolasianas de Anastasio Somoza a los grupos “ortegueanos”.
La vimos que el sábado un grupo de policías la cargaba a la fuerza y luego dijo que vive un déjà-vu . ¿Por qué?
Porque nosotros luchamos contra una dictadura y nos enfrentamos a la Guardia, primero en formas pacíficas. Yo fui estudiante organizada en el Movimiento Estudiantil, y recordé que en 1971 sufrí mi primera cárcel, por unas horas. Me levantaron porque estaba haciendo una fogata en pro de los presos políticos, en el atrio de la iglesia Guadalupe, en León, y nos tuvieron a mí y a otra compañera presas varias horas en el comando de León. Me parece increíble tener que volver a sufrir represión, por demandar o por hacer valer nuestro derecho a ir a un punto para expresar nuestro rechazo a la candidatura reeleccionista de Ortega.
Decía Henry Ruiz que está llegando un momento de rebelión de las masas, pero usted también dice que el presidente Ortega quiere llevar a Nicaragua a esa confrontación y que no debemos caer en ese juego. ¿En qué estamos?
Él (Ortega) quiere un derramamiento de sangre, porque cuando saca a grupos que van semiarmados; incluso tenemos información de cómo repartieron huleras y canicas a los grupos de choque; eso significa que quiere mantener (el control) por la vía de los grupos de choque, igual que hizo en un período el somocismo…
Con los nicolasianos.
Sí, con los nicolasianos, que yo les llamo ortegueanos ahora, grupos ortegueanos. Por eso creo que de parte nuestra la lógica tiene que ser la rebelión cívica y pacífica; debemos evitar un escenario de confrontación violenta que derivaría en una nueva guerra.
¿Usted cree que la Policía y el Ejército en realidad van por el rumbo de lo que fue la Guardia Nacional con Somoza?
Tenemos que apostar a que no. Creo que el Ejército tiene una historia y un proceso de mucho apego a la institucionalidad, a la Constitución, que es vital mantener y reforzar. Y aun con los disgustos con la Policía, allí adentro hay una disputa, hay sectores que quieren mantener a ese cuerpo policial como un cuerpo independiente al servicio de la Constitución, de la ley y de la ciudadanía, y hay otros que operan en subordinación total al orteguismo.
¿Cree que estos que quieren la institucionalidad deberían decirlo en público?
Es muy difícil, pero pueden constituirse como un muro de contención y a la hora de las piedras pómez, pueden actuar de diferentes maneras, como hemos visto en el mundo, que siempre hay intentos de manipular a las fuerzas armadas; pero puede haber sectores de las fuerzas armadas que piensen distinto y eso ocurrió con el ejército de Somoza, que era pretoriano y fue construido al modo de Somoza, pero los primeros levantamientos en contra del somocismo surgieron de las propias fuerzas armadas.
¿Puede sucederle lo mismo al presidente Ortega?
Siempre está en las posibilidades.
¿Le sucede al presidente lo de los cerdos de Granja animal , que, una vez que derrocaron de la finca a los humanos, querían ellos ser humanos? Ahora al presidente, que estuvo en el derrocamiento de Somoza, ustedes lo acusan de ser un Somoza.
Yo no lo acuso de ser un Somoza, no llego a eso, verdad. Lo que digo es que si lo dejamos nosotros, si no lo para la ciudadanía, podemos terminar con un nuevo dictador, pero me he opuesto a decir que es peor que el somocismo, porque todo fue un proceso, no es que el somocismo empezó masacrando poblados, tirando bombas como lo hicieron en Estelí en las dos insurrecciones (…). Ya es un dictador dentro del FSLN y quiere hacer eso en el país. Él se quiere entronizar en el poder, está pasando por encima de la Constitución, cuando él mismo estaba clarísimo, cuando se reformó la Constitución (1995), con la pequeña bancada que teníamos…
De ocho diputados.
Sí, yo era de la Dirección Nacional, respaldamos esas reformas y las respaldó la Asamblea Sandinista en ese entonces. O sea que nosotros estábamos clarísimos, como FSLN, que la Constitución era súper clara (al prohibir la reelección presidencial continua).
¿Entonces por qué el presidente mantiene ese voto fuerte de los sandinistas, si es todo eso que usted dice?
Por intereses, porque todos los caudillajes se construyen con círculos de intereses y entonces, siempre, los intereses económicos, las prebendas, el reparto de trozos del poder, se hace dentro de los círculos concéntricos del poder. Obviamente, entre más alto estás, más poder, más dinero, más acceso a los privilegios; pero abajo se reparten pequeños privilegios.
Pero ustedes, del Movimiento por el Rescate del Sandinismo, han sido incapaces de penetrar eso. ¿Por qué no han podido?
Hemos avanzado, tuvimos una época de un altísimo respaldo, que fue en el año 2005, pero se ha venido perdiendo…
Pero eso se debió mucho a Herty Lewites.
Sí, pero en la medida en que él (Ortega) logró llegar al Gobierno, tuvo más para repartir y ha usado los mecanismos del Gobierno y ha tenido más de mil millones de dólares a su disposición para todo eso.
¿Cuándo fue la última vez que usted estuvo frente a frente con Daniel Ortega?
Eeeen… eeeeel… añoooo… doooos miiiil… No, 1999.
¿Antes o después del discurso en el que les dijo que eran unos cerdos por el pacto?
Antes. Es que cuando él empezó el pacto, yo me empecé a oponer en los órganos del FSLN, en la asamblea del FSLN y levantamos un movimiento antipacto con fuerza en todo el país, dentro del FSLN. Era fuertísimo. Repudiamos el pacto y por eso empezaron a excluirme de los órganos del FSLN.
¿Y qué habló con el presidente en ese último encuentro?
Él intentaba convencernos de que era lo correcto, porque era parte de la estrategia del poder, porque a través de esa reforma es que él iba a regresar al poder, porque él decía que nunca el FSLN iba a regresar al poder si se necesitaba el 45 por ciento (de los votos para ganar); y ese era mi punto, que sí podíamos, porque teníamos que ser capaces de trabajar con la gente y convencerla de que nuestra propuesta era justa y no bajar el porcentaje.
Pero él tuvo razón, porque regresó al poder gracias al pacto.
Pero allí está la diferencia del propósito. Nosotros queríamos regresar al poder, pero no por el poder mismo, ni por el poder para unos cuantos, sino que queríamos un poder que realmente pudiera ser para las mayorías. Él regresó al poder, pero para usufructuarlo él personalmente.
Usted propone que los cuatro candidatos no oficialistas renuncien y que dejen solo a Ortega en la campaña. ¿Cuál es la ganancia de eso?
Cuando digo renuncien, digo que se pongan en huelga. Mientras Daniel Ortega sea candidato, no vamos a ese proceso y vámonos a las calles, no es solo renunciar, sino hacer resistencia cívica y pacífica. Eso no lo aguantaría.
¿Y por qué, si el plan pareciera tan obvio, no lo hacen?
Porque no existe una verdadera oposición, porque la mayor parte de las fuerzas participantes son copartícipes del estado de cosas, comenzando con el PLC y también, de alguna manera, ALN, que ha sido el respaldo del Gobierno. Buena parte de esta oposición es entre comillas, es zancuda y yo no quiero que haya neozancudos…
¿Y qué les impide que la gente pueda ver eso? ¿Qué les impide que la gente no respalde al neozancudismo?
Solo puede hacerse en un proceso que lleva un poco más de tiempo. Este es un período de cinco años de Ortega y todavía hay gente que piensa que lo van a vencer en la contienda electoral, y que creen, jejeje, hay algunos ilusamente que creen que van a ganar, cuando él tiene todo el control del aparato para hacer fraude (…). En vez de apostar a la construcción de una correlación social, que es la única que lo puede parar, apuestan al camino electoral simple, sin organización del pueblo, sin movilización. ¿Has visto al PLC hacer una sola movilización en estos cinco años? ¿Qué oposición es esa? Ortega ha hecho todo lo que quiere, ha violentado las leyes y no ha habido una sola movilización del PLC. El camino no es nada más el proceso electoral.
¿Cuál es el primer paso para desmontar todo ese aparato?
La resistencia. Si aquí se ha hecho una verdadera resistencia al manejo corrupto de los fondos venezolanos, usando los mecanismos jurídicos, los mecanismos de la Asamblea, aquí otro gallo nos cantara. Por eso yo digo, ¿en qué va a resultar ese parlamento de 2012, si será más de lo mismo?
¿Colaboracionista?
Colaboracionista, me entendés. Entonces lo que aquí necesitás es hacer resistencia para impactar en la conciencia social, para construir otras formas y otras fuerzas políticas que sean verdaderamente activas y una correlación social. Mirá, si no te movilizás, no hay represión, si no hay represión… ¿Daniel es demócrata? (Golpea la mesa). Tenemos que movernos para poner en evidencia la naturaleza del régimen.
Pero ustedes como opositores actúan inocentemente, me refiero a la sociedad civil, porque ustedes convocan a una marcha y ya saben que el FSLN la hará en el mismo lugar, el mismo día y a la misma hora.
Pero tenemos que hacerlo…
¿Pero no pueden tener un poquito más de malicia y anunciar que harán una marcha en un lado, pero en realidad será en otro lugar?
Cómo no, hay que avanzar en eso…
¿Por qué no se le pueden adelantar al FSLN?
Requerimos más organización, más cohesión en los convocantes, porque no somos una sola organización, somos múltiples organizaciones, cada quien en su propia lógica. Tenemos que construir coaliciones de ciudadanía y no me gusta la palabra sociedad civil, porque es un término laxo, muy chicle, muy estirable, me gusta más movimientos de ciudadanos con banderas concretas, y la nuestra es “no a la candidatura reeleccionista”.
¿Cuál es el papel de los jóvenes ahora?
Tienen el gran desafío de estudiar la historia y sacar las lecciones, porque algunos no entienden lo que está pasando porque no estudian la historia ni saben lo que pasó. Tenemos la obligación, los mayores, de apoyar estos esfuerzos de redespertar a estos jóvenes. A mí me ha encantado ver los pequeños actos de resistencia, que es a lo que nos tenemos que acostumbrar, porque aquí no vamos a ver grandes masas. El que está esperando ver grandes masas en el corto tiempo está perdido, aquí lo que necesitamos es multiplicar los actos de insumisión en una esquina, en un barrio, en un puente, como hicieron los muchachos. “Yo no soy pendejo”, verdad.
¿Ustedes están asesorando a estos jóvenes?
Nosotros con algunos de estos jóvenes tenemos contactos, nosotros tenemos a la juventud del Rescate y tenemos contactos con otras organizaciones, sobre todo para transmitirles nuestras experiencias.
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