“Mamita, dejá de trabajar para que pongamos un negocito”. Son las últimas palabras que Maryurit Gutiérrez recuerda de su pequeña hija, Cristel Cruz Gutiérrez, de ocho años, quien fue sepultada en horas del mediodía de ayer en el cementerio de San Judas. Esta pequeña murió ahogada la tarde del domingo en el balneario de Pochomil, mientras andaba en un paseo que habían organizado en el Complejo Judicial Nejapa, donde laboraba su abuelita.
“Siempre estaba pendiente de mi muchachita, porque era muy curiosa; cuando tocaban a la puerta la primera en salir era ella. Una vez se me vino sola de la escuela, por eso la maestra no la dejaba salir hasta que llegara alguien de la casa”, dijo la adolorida madre con lágrimas en sus ojos.
La pequeña era la menor de tres hermanas. Ayer Cristel fue visitada en su casa de habitación por todos sus compañeritos, quienes llevaron flores para adornar su féretro.
La niña tenía cuatro años de ser miembro activo de un grupo cristiano denominado Ministerio Compasión, donde niños que siguen las enseñanzas bíblicas ayudan a otros, a través de la Palabra de Dios.
La pequeña cursaba el segundo grado de primaria en la escuela Concepción de María, donde su directora aún consternada no podía asimilar la tragedia.
Lo que más queda en el recuerdo de todas las personas que conocieron a Cristel es la madurez con la que asimilaba cada situación y el amor incondicional hacia su progenitora, a la que soñaba ayudar económicamente cuando se convirtiera en una profesional.
“Hasta me había dicho que vendiéramos su bicicleta para comprar una nueva”, aseguró doña Maryurit Gutiérrez.
SOLO SE ENJUAGARÍA
Minutos antes de la tragedia la niña le dijo a su mamá que iba a enjuagarse, pero esta pensó que iba a ir a los vestidores, sin embargo, la pequeña se internó en el estero.
Personas que se encontraban en los alrededores trataron de dar primeros auxilios a la niña, pero fue imposible ayudarla.
Al llegar al centro de salud de Masachapa la niña ya no tenía signos de vida.
Ver en la versión impresa las páginas: 5 B