En estas fechas en que muchos nicaragüenses aprovechamos el asueto de Semana Santa para vacacionar en las playas del país, deseo compartir algunas reflexiones sobre nuestro primer deporte nacional, me refiero por supuesto a la política.
Doy por descontado que no existirá tertulia alguna en las diferentes playas, en que no se hable de la situación política de la nación y por supuesto, las elucubraciones de los opositores sobre las posibilidades de los diferentes candidatos para derrotar a Ortega serán el plato de cada día.
Otro tema que dará mucho que hablar será la conformación de la futura boleta de diputados. En esta ocasión me atrevería a afirmar que dicha boleta será responsable de un buen por ciento del total de votos que consiga cada partido. Esto producto del convencimiento a que hemos llegado los nicaragüenses sobre la importancia de tener buenos diputados y que además sepan defender los intereses de la nación.
En este sentido los que pretenden reelegirse llevan un valor agregado, en el caso que los votantes califiquen como aceptable sus actuaciones durante este periodo. De lo contrario pueden estar seguros que el puntaje que les adjudiquen lo veremos reflejado en los numeritos finales.
Pero dejemos a los suspirantes a diputados por un momento y reflexionemos sobre las posibilidades de los candidatos a presidentes; comencemos por el más nobel, Enrique Quiñónez.
El hecho de correr en un partido estigmatizado como traidor a quien lo llevó donde está, además de la pobre y errática actuación de sus diputados actuales, sin contar que durante toda la campaña tendrá que luchar contra sus propios diablos, lo convierte en un candidato inviable. Por el momento aquí termino mi reflexión sobre ALN.
En cuanto a Arnoldo Alemán, para calificarlo no hay que tener demasiada imaginación. Nadie mejor que él sabe que no tiene ningún chance, que el empecinamiento en su candidatura es simplemente para mantenerse en control de su partido y poder disponer de las candidaturas a diputados a su antojo, todo para tratar de mantener un pacto que a Ortega ya no le interesa.
Además, pueden dar por descontado que se hará de la vista gorda de algunos trucos que nos tiene preparado el partido de gobierno, esto como pago adelantado a Ortega por permitirle seguir viviendo sin sobresaltos por sus raterías durante su administración. Por lo tanto Arnoldo, a mi juicio, no tiene el más mínimo chance ni de quedar en segundo lugar en esta contienda electoral.
Del Apre y don Miguel Ángel García, si usted aguanta dos horas de sol escuchándole un discurso, lo felicito, porque yo no. Creo que es un buen hombre y todavía no entiendo qué está haciendo ahí.
Nos queda don Fabio Gadea, no cabe duda que Eduardo Montealegre se iluminó cuando nos lo propuso como alternativa, su talón de Aquiles es su familia política.
Su fortaleza, su hoja de vida, su experiencia, el apoyo de dos hombres como lo son Eduardo y Edmundo Jarquín y por supuesto el deseo inclaudicable que tenemos los nicaragüenses de sacudirnos la dictadura en ciernes que representa Ortega.
Si don Fabio y sus asesores saben escoger a sus diputados y su equipo de campaña se sabe manejar, le vaticino una victoria por una montaña de votos, y no me cabe la menor duda que todos, sin excepción, estaremos dispuestos a salir a partirnos la madre con el orteguismo si a este se le ocurre la peregrina idea de robarse las elecciones.
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