LA HABANA/ AFP
El presidente de Cuba, Raúl Castro, asumió el martes la máxima jefatura comunista en lugar de su hermano Fidel, para implementar a toda marcha, con la vieja guardia y los militares, una reforma económica con la que busca salvar el agotado modelo socialista, vigente desde hace medio siglo.
Raúl Castro, de 79 años, fue electo primer secretario por los 115 miembros del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), y como su número dos, el vicepresidente y veterano dirigente de “línea dura”, José Ramón Machado, de 80 años, en el cierre de un histórico cónclave de la agrupación.
- Agobiados por décadas de prohibiciones, los cubanos respiraron hondo, pues al fin podrán comprar y vender casas y autos, y recibir créditos para negocios y cultivos, tras el VI Congreso del PCC, que dio luz verde este martes a las reformas de Raúl Castro.
Cerca de 90 por ciento de los cubanos son dueños de sus viviendas, no pagan impuestos por ellas o abonan bajos alquileres, pero no pueden venderlas y solo permutarlas, en un negocio que ilícitamente implica miles de dólares.
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“Asumo mi última tarea con la firme convicción y compromiso de honor que el primer secretario tiene como misión principal y sentido de su vida defender, preservar y seguir perfeccionando el socialismo y no permitir jamás el regreso del régimen capitalista”, dijo Raúl en su discurso de cierre del VI Congreso del PCC.
En chaqueta deportiva, Fidel Castro, de 84 años, acudió a la ceremonia que oficializó su renuncia al cargo que ocupaba desde que se fundó el Partido en 1965, y el último que conservaba desde que cedió el mando a Raúl cuando enfermó en julio de 2006, y fue recibido con una estruendosa ovación.
Raúl Castro y Machado presiden al Buró Político, cabeza del Comité Central, que fue reducido de 24 a 15 miembros, donde prevalecen la vieja guardia y los militares, con los cinco principales generales del país, incluido el presidente. Quedó integrado por una única mujer y por tres nuevos cuadros, con un promedio de edad de 67 años.
Primero en 14 años, el Congreso fue crucial porque trazó el rumbo económico de Cuba con un programa de 313 reformas, en momentos en que llega al ocaso la generación histórica de la revolución, sin líderes jóvenes visibles tras la abrupta caída del exvicepresidente Carlos Lage y el excanciller Felipe Pérez Roque en 2009.
Desconocido hasta 2006, el economista Marino Murillo, de 50 años, subió a uno de los 15 puestos del selecto Buró, con la delicada misión de ser el “mecánico” de las reformas de Raúl Castro, la mayor reestructuración económica desde que el líder comunista Fidel Castro nacionalizó las empresas en los años sesenta.
Al reconocer que no existe una generación de recambio, Raúl Castro lanzó durante el Congreso una sorpresiva propuesta de limitar a un máximo de dos períodos de cinco años el mandato de los cargos del Estado y del Partido, incluidos el presidente del país y el primer secretario del PCC.
“Me agradó la idea. Era un tema sobre el que yo había meditado mucho”, escribió este martes Fidel Castro, al respaldar a su hermano y reiterar que cumplirá su compromiso de ser un “soldado de las ideas” aunque nadie duda que el peso de su liderazgo histórico tendrá influencia en el alcance y ritmo de las reformas.
El plan busca dejar atrás el modelo ultracentralizado soviético que tiene a la isla sumida en una profunda crisis, incluye la apertura al sector privado, el recorte de un millón de empleos estatales, descentralización agrícola, autonomía empresarial, impuestos y eliminación de subsidios.
La oposición y el exilio cubano reaccionaron con pesimismo ante el Congreso del PCC, al calificar las reformas económicas de “lentas” y “tímidas“, y destacar que una apertura política real debería eliminar el sistema de partido único y liberar a todos los presos políticos. El Gobierno de EE. UU. eludió pronunciarse al afirmar que se trata de un “proceso interno” de Cuba.
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