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Ana María Chamorro de Holmann

Un mensaje de dos profetas

Muchas veces cuando estoy preocupada o tengo alguna duda de algo recurro a la Biblia, siempre encuentro una respuesta, un consejo, un consuelo, ánimo y fortaleza. Esta vez fue diferente, en un libro señalando algo entre sus páginas. Encontré una tarjeta de Navidad de diciembre de 2009. Una estampa sencilla, oscura, un establo rústico y pobre en la que descansa el Dios Niño. Su Madre lo mira extasiada y José lo vigila. Al abrir la tarjeta se lee: “El Nacimiento de Jesús está cerca…” pensé que no era Navidad, pero Él vino a quedarse con nosotros y seguí leyendo el mensaje: así lo anuncia el profeta Sofonías al pueblo: “Grita de gozo, oh hija de Sion, y que se oigan tus aclamaciones, ¡Oh gente de Israel! Regocíjate y que tu corazón esté de fiesta, hija de Jerusalén!, pues el Señor ha cambiado su suerte, ha alejado de ti a tus enemigos. No tendrás que temer desgracia alguna, pues en medio de ti está el Señor, Rey de Israel. Ese día le dirán a Jerusalén: “!No tengas ningún miedo, ni te tiemblen las manos! ¡El Señor, Rey de Israel! Ese día le dirán a Jerusalén: “¡No tengas ningún miedo de ti el héroe que te salva! El saltará de gozo al verte a ti y te renovará su amor”.

Esta primera parte del mensaje del profeta Sofonías es de gozo y regocijo por la llegada a los altares de Juan Pablo II como Beato y que me explica el porqué llegó a mis manos este mensaje en este mes de abril en que el Beato se encontró cara a cara con el Señor en vísperas del día en que se celebra el día de la Divina Misericordia. Segundo, el anuncio del profeta coincide con el grito de aliento y valor que nos deja Juan Pablo II al pueblo cristiano: “¡No tengas miedo”.

Juan Pablo II nos recuerda y nos vigila con su especial amor a Nicaragua. Él nos dice que son cuatro condiciones que hay que cumplir para alcanzar la paz por medio de una verdadera reconciliación: verdad, justicia, amor y libertad; todas estas juntas forman como un racimo de uvas que es el fruto de su sangre en el cáliz del sacrificio, de la alianza y el perdón.

La semilla del trigo genera la mansedumbre, la tolerancia, la comprensión, el respeto y la verdadera solidaridad que es la unidad entre todos. Este es el pan de la comunión donde Cristo está vivo para ser alimento nuestro.

Juan Pablo II en su visita a Nicaragua probó la “noche oscura” en que estaba sumergido nuestro país al igual que el frío y la oscuridad que reinaba en el establo de Belén donde al nacer el Dios Niño vino la luz al mundo. Así desde el cielo Juan Pablo II con su luz nos disipará esta oscuridad que se cierne en su querida Nicaragua. El nos dice: “Acogeos a nuestra Madre Santísima Inmaculada la Purísima como vosotros la llamáis con tan hermoso nombre y que ella es vuestra Patrona”.

Juan Pablo II es el apóstol de la Divina Misericordia y nos repite el mensaje de Santa Faustina, quien recibió del Señor mismo: “Acogeos a mi divina misericordia, mientras no creáis en mí, el mundo no tendrá paz”.

“¡No tengas ningún miedo, ni te tiemblen las manos ese día”!

La autora es directiva de LA PRENSA

Columna del día Opinión mensaje profeta archivo

COMENTARIOS

  1. Julio Vega
    Hace 13 años

    Le sugiero que use debidamente su inteligencia y no trate de engañarse y engañarnos, Sofonias en ningún momento profetizó la llegada al “altar” católico de Juan Pablo. Favor respetar a los que padecemos de ignorancia bíblica, más bien enseñe la verdad, que fué el deseo de Cristo, “id y anunciad las buenas nuevas…” y usted sabe cuales son.
    Saludos

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