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Pluralidad de prensa y democracia

La democracia es inconcebible e imposible sin libertad de prensa. A su vez, la libertad de prensa requiere de la existencia de diversos medios de comunicación social independientes, del pluralismo informativo y la variedad de las voces de opinión.

Ayer mismo, el cineasta y escritor de Cuba, Eduardo del Llano, quien no pertenece a la comunidad cubana en el exilio sino a la que vive en el país bajo el régimen comunista, colgó en su blog una fuerte crítica a “la falta de debate e ideologización de los medios” cubanos, la cual fue reproducida por el periódico El Nuevo Herald, de Miami. Del Llano denunció que en los medios de prensa cubanos —todos los cuales obedecen al partido comunista y al gobierno y por lo tanto hablan con una sola voz—, prevalecen “conceptos como que la disensión equivale a traición, que el ciudadano es una suerte de niño vulnerable a quien hay que proteger de la exposición a agresivas entidades foráneas”.

Del Llano y otras personalidades intelectuales de Cuba ya no pueden ocultar su insatisfacción con el opresivo clima cultural imperante en ese país comunista, aunque no se atreven todavía a demandar libertad de prensa basada en la diversidad de medios y la pluralidad de información y opiniones. Sin embargo ya están pidiendo apertura en los medios oficialistas, que son los únicos existentes en Cuba. “Para que este país tenga el periodismo que necesita se podría empezar reformulando la Mesa Redonda para que enfrente diversas posiciones y escape de lo monocorde”, expresó el cineasta Del Llano. La Mesa Redonda es un programa de la televisión gubernamental, la única que existe en Cuba, el cual se transmite diariamente dentro y fuera del país y se difunde también por emisoras de radio que igualmente pertenecen al partido comunista y al gobierno.

Una apertura de los medios oficialistas de Cuba a fuentes de información variadas y a opiniones diversas, inclusive disidentes y opositoras, sería una gran cosa en ese país donde no se permiten las libertades y derechos individuales más elementales. Pero eso no significaría libertad de expresión y de prensa, porque ésta únicamente existe donde hay diversos medios de comunicación, no solo los del partido oficial y del Estado cuya misión es adular a los gobernantes y publicar sólo lo que estos quieren que se publique.

Entre las condiciones básicas de la democracia está precisamente la existencia de medios de prensa independientes, porque son los únicos que pueden hacer públicas las inconformidades y protestas de los ciudadanos, denunciar los abusos de poder, reclamar el respeto de los derechos y el cumplimiento de las leyes, ejercer el control social sobre el manejo de los recursos públicos y vigilar el comportamiento de los gobernantes.

La existencia de diversos periódicos y medios de comunicación social en general (escritos, radiales, televisivos, en línea o de cualquier otra clase), es indispensable para que la gente sea bien informada. Siempre ha sido así, desde que existen los periódicos y demás medios de información y divulgación de las opiniones, pero en la época actual, cuando como consecuencia de la grandiosa revolución científica y técnica que está transformando al mundo los acontecimientos que se hacen noticia se suceden a una velocidad vertiginosa; cuando la cantidad de información valiosa disponible es abrumadora pero la gente tiene muy poco tiempo para conocerla y reflexionar sobre ella, la prensa en sus distintas modalidades tiene la función cada vez más relevante de ayudar a entender los hechos, de contribuir a formar opinión pública y abrir el debate social. Sin embargo, donde solo hay un periódico, una radio, una televisión, un portal electrónico, o existen muchos pero todos obedecen a un mismo interés y punto de vista, entonces la fuente de información es limitada y no hay debate o este es muy pobre. Al contrario, donde hay diversos periódicos de distinta orientación y tantos otros medios de comunicación como sea posible, las fuentes de información se diversifican y el debate público se enriquece.

La democracia sólo puede florecer con una prensa independiente, diversa, plural y económicamente robusta. Por el contrario, la democracia se debilita e inclusive tiende a desaparecer, cuando por la razón que sea disminuye el número de periódicos y se clausuran medios independientes, ya sea porque el poder político autoritario los mata directamente o porque son ahogados por las dificultades financieras, pues la fortaleza y la solvencia económica es la base fundamental para la existencia de una prensa libre, independiente y vigorosa.

Editorial Opinión democracia pluralidad prensa archivo
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