Todo estaba en silencio. Apenas se escuchaba la movilización del personal de limpieza que a las 8:40 a.m. empezaban el aseo de la escuela Cristiana para Sordos 29:18, situada en el kilómetro 10 de la Carretera Vieja a León.
Marcela Centeno está en cuarto grado y padece de deficiencia auditiva, que le impide escuchar y hablar. Este mal a veces le impide comprender los temas que le imparte su profesor. Sin embargo, afirmó que sus clases favoritas son Ciencias Sociales, Lengua y Literatura y Matemáticas.
“Quiero entrar a la Universidad Centroamericana (UCA) y estudiar alguna ciencia de la educación. Me he esforzado mucho, ahorita estoy muy contenta con mis exámenes y estoy en cuarto grado”, dice Centeno con las manos. Sus palabras las pronuncia una intérprete.
En este centro de enseñanza hay 117 alumnos, de los cuales alrededor de 78 tienen deficiencias auditivas.
Cada maestro atiende a unos 15 alumnos. Unos sordomudos y otros que no padecen ninguna discapacidad. En esta escuela hay inclusión.
No obstante, el interés del Ministerio de Educación (Mined) es conseguir una igualdad educativa para que los niños y jóvenes discapacitados se inserten a cualquiera de las 8,398 escuelas que hay en el país.
El profesor Marlon Olivas señaló que la carencia de intérpretes que dominen el lenguaje de señas en las escuelas públicas del país excluye a los estudiantes sordomudos.
En esta escuela hace falta inversión y materiales didácticos actualizados para mejorar la enseñanza. Sin embargo, las señas y las risas abundan en el espacio escolar.
“Son niños a los que no les cuesta aprender. Se les enseña el mismo currículo que orienta el Mined. La única diferencia es el uso del lenguaje de señas. Los niños sordomudos desarrollan mucho más sus habilidades visuales”, indicó la subdirectora Ruth Gaitán.
En el país se estima que unos 10,000 niños discapacitados están dentro del sistema escolar. En total, según el Mined, en las escuelas hay 1,740,000 alumnos.
BARRERAS EDUCATIVAS, DICE EXPERTA
“La saturación de las aulas de clases impide que los maestros se involucren y se comprometan más con la inclusividad de la educación.
Atender a 60 o 70 alumnos en una sola aula de clases no les permite enfocarse en educar a uno solo que presente alguna discapacidad”, señaló Gaitán.
Los alumnos sordomudos son los que menos abandonan las escuelas especiales.
Gaitán afirmó que de diez niños sordomudos que ingresan al aula de clases apenas uno abandona sus estudios antes de la culminación oficial del año escolar.
Además, la experta señaló que los sordomudos consiguen terminar la secundaria.
“El problema está en la educación superior. Cuando ellos llegan a la universidad se encuentran con que hay acceso pero no intérpretes, entonces eso los excluye. La mayoría de las personas que tienen deficiencias auditivas en el país, una vez que salen de las escuelas, se dedican a labores domésticas porque solo el que tiene dinero puede pagar un intérprete para asistir a la universidad”, lamentó Gaitán.
En el país, según los datos del Mined, hay unas 25 escuelas de educación especial.
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