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Estudiantes en Bluefields salen del colegio, en una foto de los años 40.

¡Ay, qué días aquellos! en Bluefields

La firma del Tratado Harrison-Altamirano entre los gobiernos de Gran Bretaña y Nicaragua en 1905 y su ratificación al año siguiente cerraron definitivamente un largo conflicto diplomático entre ambos países.

Roberto Moreno García

La firma del Tratado Harrison – Altamirano entre los gobiernos de Gran Bretaña y Nicaragua en 1905 y su ratificación al año siguiente cerraron definitivamente un largo conflicto diplomático entre ambos países.

Después de casi tres siglos de influencia inglesa en la región del Atlántico, los costeños pasábamos a formar parte del Estado Nicaragüense. De este vasto territorio sobresale Bluefields, ciudad ubicada en la Región Autónoma Atlántico Sur. En 1903 la Asamblea Nacional de ese entonces eleva Bluefields a categoría de ciudad y es designada como cabecera departamental de Zelaya.

Para esa época se registró un gran incendio que consumió varios almacenes y comercios del centro de la ciudad, hecho que será repitente a lo largo de la historia de la ciudad.

Aunque no parece, Bluefields posee un hilo invisible con el desarrollo histórico del país. En 1908 la ciudad fue el punto de partida de la rebelión armada de los conservadores en contra del gobierno liberal del general José Santos Zelaya.

Desde sus inicios hubo mucha actividad periodística, sobresaliendo The American (1903), El Correo del Norte (1905), El Radical (1906), El Litoral Atlántico (1907), La Voz del Atlántico (1910), La Justicia (1911). Actualmente circula El Porteño .

El 2 de diciembre de 1913 el Papa Pío X crea el Vicariato Apostólico, dependencia de la Congregación de Propaganda Fide, la que depende directamente del Vaticano hasta la fecha. En 1919 inicia la construcción del edificio del colegio Madre del Divino Pastor por la orden capuchina española. En 1920 llegan los hermanos cristianos de Winona, Minnesota, Estados Unidos de América, y fundan un colegio que luego será conocido como Cristóbal Colon.
Antigua casa  consular de Bluefields en los años 20.

Durante los primeros años de 1920 Joseph A. Harrison inicia el primer movimiento Scout en Nicaragua, siendo el grupo de Bluefields el número uno en el país. El primero de marzo inicia labores la Moravian Junior High School, conocido más tarde como Colegio Moravo.

En 1937 inicia operaciones en Bluefields la línea aérea TACA, en ruta Managua y Costa Rica. Para esta época las actividades económicas giraban en torno al banano, la madera, el hule y la pesca.

Según datos del censo general de población de 1950, la población de la ciudad de Bluefields asciende a 8,016 habitantes. La población rural del municipio, a 6,429.

Para 1951 se otorgan los primeros títulos de bachiller en ciencias y letras en el Colegio Moravo. A inicios de la década de los sesenta Bluefields era la ciudad nicaragüense con mayor número de centros educativos con relación a su población, así como la ciudad con el menor índice de analfabetismo.

El 5 de enero de 1970 se desarrolla un gran incendio que consume cuatro manzanas del sector comercial, en el centro de la ciudad.

Según los censos de 1971, la población de Bluefields es de 14,406 habitantes. Para 1973, el 27 de junio, ocurre otro gran incendio en la ciudad, resultando la quema total del mercado y dos casas.

En 1980 se instala por primera vez en la Costa Atlántica una repetidora de televisión. En ese mismo año, el 28 de septiembre, se realiza una multitudinaria manifestación contra la revolución sandinista y la presencia de cubanos en Bluefields. El 4 de mayo de 1990 es instalado el primer Consejo Regional Autónomo, compuesto de 45 miembros.

Procedí a entrevistar a mi madre, de 75 años de edad, ya que mis abuelos maternos y paternos no se encuentran entre nosotros. Estela Josefina García Sáenz es su nombre, una de cuatro hermanos. Su madre (mi abuela) se llamó Lucrecia Sáenz Chávez, y su padre (abuelo), Moisés García Urbina. Los familiares de mi abuela son originarios de San Miguelito, ella nacida en Bluefields, al igual que mi madre y por supuesto todos nosotros.

Al entrevistarla me comenta cómo era Bluefields cuando ella era joven. Inicia su narración con una expresión: “!Ah qué días aquellos!”.

Los barrios, la comida y el club

“Bluefields era una ciudad pequeña, con poca gente, todos se conocían entre sí, existía una armonía entre las diferentes razas que habitaban la ciudad (negros, mestizos, misquitos, ramas, garífunas y zumos)”.

Pescador  blufileño  en la zona de la bahía.
LA PRENSA/Cortesía.
Generalmente las casas no tenían cercos, pues era difícil escuchar sobre robos en esos días. Los barrios más conocidos eran Old Bank, Beholdeen, Punta Fría, Central y la Carretera. No había trafico, pues no habían carros, solo carretones; los únicos vehículos que recuerda son los que tenía la Guardia Nacional y el camión viejo que ocupaban las líneas aéreas para ir al campo (aeropuerto) para llevar y traer la carga de los aviones.

Como la ciudad está ubicada en los alrededores de la bahía del mismo nombre de la ciudad, la gente iba al muelle a ver los barcos salir y llegar. Se bañaban en la bahía, que no estaba contamina como ahora. Frente a la bahía está el puerto de El Bluff, que es la puerta de entrada y salida al mar, y en verano toda la gente iba a la playa y se divertía sanamente en el mar, pescando o paseando en botes o panga con motor,    como se les conoce.

Uno salía a caminar por el centro comercial, donde había muchas tiendas de toda clase: estaban los chinos, los árabes y otras tiendas con productos traídos de los Estados Unidos. Las tiendas permanecían abiertas hasta las nueve de la noche todos los días, así que uno podía ir a comprar de noche.

Además abundaban los restaurantes y la comida más apreciada era la china, pues la colonia china era bien numerosa. Sin mencionar los cines: Variedades y Los Ángeles, los dos únicos de la ciudad, que presentaban todo lo que estaba en el cine mundial de ese momento, todas las películas venían de los Estados Unidos. Ni hablar del palo de mayo, que se celebraba durante ese mes cada año.

El parque Reyes era un punto central de reunión de todos, ahí se iba a pasear ya sea en familia o en pareja, pero todo era bien sano.

Recuerda mi madre que era común en ese entonces ir al mercado de la ciudad por las mañanas para tomar café, tortilla de harina y comerse un delicioso pescado “palometa”; abundaba la venta callejera de chacalines, que por su precio era una comida cotidiana en los hogares de la ciudad, además por la noche eran famosos los “fritos”, comida de tajadas con cerdo, además de comer la comida tradicional de Patti, pan de coco, ron down, coco cake y fresco de jengibre y otras comidas que, si bien las preparaban los negros, eran degustadas por todas las razas.

“Cuando niños nos poníamos a jugar en las calles porque no había tráfico, saltábamos, jugábamos a las escondidas, con muñecas, hacíamos excursiones a los ríos y criques para bañar, los más conocidos eran El pool, crique El Muerto”.

Recuerda mi madre las grandes fiestas que se organizaban en los clubes sociales que tenía la ciudad. Había tres clubes: el Club Social, que pertenecía a la clase gobernante de ese entonces, El Club Chino, que era de los chinos, quienes llegaron a Nicaragua después de la llegada al poder de Mao Tse Tun, y La Casa del Obrero, que Somoza mandó hacer para que los obreros se divirtieran. Siempre había actividad en esos lugares; eran sanos y bien alegres.

Los deportes

El deporte más practicado, comenta mi madre, era el beisbol, que, a propósito, en Bluefields se jugó por primera vez en Nicaragua. El basquetbol, también era famoso. Todos los colegios tenían sus equipos de básquet tanto masculino como femenino y era un espectáculo de todas las muchachas ir a los gimnasios para apoyar a sus equipos, pues había una rivalidad a muerte entre todos, sobre todo entre el Colegio Moravo y el Colón. Ella no recuerda los nombres de los deportistas, pero aclara que generalmente eran negros.

Siempre le han quedado grabados los incendios que se dieron en el centro de la ciudad, porque como ella vivía en ese sector y siempre su familia tuvo negocios, estaban preocupados por estos sucesos que ponían en riesgo sus vidas y sus negocios.
A principios del siglo XX,  considerada una de las ciudades de prosperidad en aquellos años.

En la ciudad, al igual que otras partes del país, siempre había liberales y conservadores. Su papá era juez en Bluefields y por tanto era liberal de cepa, pero ella no entendía mucho de política, aunque recuerda a un alcalde muy querido por todos en la ciudad, que fue el señor Pedrito Bustamante, quien actualmente vive en México. Fue quizás el mejor alcalde de la ciudad que ella recuerda.

—Madre, ¿qué consejos le darías a la juventud?

—La juventud no quiere trabajar, lo más importante es que trabajen duro, lo normal es que las personas comiencen de abajo para arriba, pero ahora quieren comenzar de en medio para arriba. Que tengan palabra, pues ahora no hay valores y la palabra de las personas no vale nada; antes eso tenía mucho valor, tal vez más que el dinero.

”Otra cosa bien importante es que los hijos respeten a sus padres, pues nosotros siempre estábamos atentos a los consejos que ellos nos daban y no andábamos con malacrianzas. Además, eran familias unidas, siempre tratábamos de ayudarnos entre nosotros y apoyarnos en todo”.

La Prensa Literaria

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