Finalmente desembarca en Nicaragua, y el resto del mundo, el capitán Jack Sparrow, en un intento por rescatar a esta franquicia del naufragio que se convirtió la tercera parte de esta saga. Vale la pena el intento. El Jack Sparrow de Jhonny Deep es posiblemente el personaje más simpático y gracioso construido por actor alguno en lo que va de este siglo.
Todavía hay voces que protestan por el Oscar que no le fue concedido a Deep por su interpretación en la Maldición del Perla Negra (2003), la primera entrega de esta franquicia que ha recaudado casi dos mil millones de dólares en su totalidad.
No se equivoquen. Cada dólar que se paga por esta película es única y exclusivamente por apreciar las boberías del capitán Sparrow. Olvídense de los millonarios efectos especiales o las secuencias de acción. Mucho menos la trama. Todos van por ver al sucio y tramposo Jack.
Las expectativas por esta película son altísimas. Puede ser el estreno más esperado del año, compitiendo con las próximas versiones de Green Lantern y Capitán América. A diferencia de las dos últimas versiones de Piratas del Caribe, que prácticamente fueron filmadas al mismo tiempo en que fueron escritas, para esta nueva entrega se tomaron su tiempo para armar un guión que trate de ser interesante. Tenemos nuevo director (Rob Marshall) y nueva coprotagonista (Penélope Cruz). El estreno más importante de la semana que seguro colmará las salas de cine del país. Así que no va a quedar más opción que navegar con Jack y sus piratas, y rezar porque no naufraguen, de nuevo.
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