Cuando Gilbert Mendoza ingresó a la academia de beisbol de Denis Martínez en el 2004, pensó que eso aceleraría su sueño de jugar en las Grandes Ligas, o al menos hacerlo en el Estadio Nacional, el que a fin de cuentas estaba a solo seis cuadras de su casa, ubicada por donde fue el cine Blanco, en Managua.
Pero no logró ni lo uno ni lo otro. Lo único que consiguió fue una invitación para jugar en Guatemala y los equipos de Managua no se interesaron en el muchacho que comenzaba a ganar libras y que al final optó por dedicarse al softbol con los Guerreros en la Liga Don Bosco, o a la Mayor A, en la Liga Monseñor Lezcano.
Asegura que Julio Raudez es uno de los lanzadores que más lo han impresionado. “Como soy un novato, todos me impresionan, pero no me asustan”, explica Mendoza.
Mendoza espera ser considerado entre los refuerzos y unirse al Bóer le permitiría irse a pie de su casa al Estadio Nacional, pero está listo para unirse al equipo que lo tome en cuenta.
“En el torneo del próximo año me gustaría volver a jugar en Río San Juan, porque ha sido aquí donde se me dio un chance y quiero ser agradecido”, dijo Mendoza.
[/doap_box]
Pero su futuro estaba a 300 kilómetros de su casa, en San Carlos, Río San Juan, hasta donde lo llevó Marvin Throneberry, después de verlo castigar lanzadores en los torneos capitalinos. Y luego de 35 juegos Mendoza se ha convertido en la sorpresa más agradable del campeonato. Batea para .415 y ha sido una sensación.
De 24 años y un cuerpo compacto, Gilbert ha consumido 118 turnos, en los que conecta 49 hits, de ellos 11 dobles y tres triples, con 11 anotadas y 16 remolques, cifras que lo han vuelto el bateador más explosivo de su equipo, encima incluso del experimentado Esteban Ramírez y solo superado por Jilton Calderón, quien, con .426, es líder de la liga.
“Siempre he creído que puedo batear, pero no esperaba hacerlo de esta forma, considerando que es mi primer año a nivel superior, pero desde Infantil o la Mayor A siempre fui paciente y selecciono mis pitcheos. Además que entreno en serio. Creo que esa es la clave para lo que he logrado”, afirma el sorpresivo cañonero a LA PRENSA.
Además de jugar softbol, Mendoza, quien llegó hasta segundo año de secundaria, laboró también en la construcción de carreteras y de ahí lo extrajo Throneberry, quien siempre le decía que su bate era para Primera División, como lo ha probado ahora. Throneberry, mentor de los Defensores de Río San Juan, dirigió también a Pedro Mendoza, hermano de Gilbert.
“Es un halago para mí, ver mi nombre junto al de buenos bateadores como Calderón, Ronald Garth y otros más. Mi mamá me dice que los vecinos le han comentado que hablan de mí en la radio y ella se pone orgullosa”, revela Mendoza, con sencillez en su voz.
Nadie sabe qué más será capaz de hacer este bateador, aunque dejó en claro que le gustaría ser líder de bateo en el actual campeonato, pero está consciente de que hay mucho camino por delante, aunque después de verlo ir hasta San Carlos por un chance, quizá eso no le asuste.
Ver en la versión impresa las páginas: 1 B
