BERLÍN/AFP
Como muchos alemanes, Olia Buda eliminó tomates, pepinos y lechugas de la lista de la compra.
“Hay que protegerse contra la bacteria que mata”, aseguró ayer esta ama de casa, de 39 años, en un mercado de Berlín donde reinaba la inquietud. “No compro más y ya no como ninguna de estas hortalizas, tanto si provienen de España como si no”, aseguró.
Y es que una bacteria virulenta, la E.coli enterohemorrágica (Eceh) , provocó 16 muertos en una semana (15 en Alemania y 1 en Suecia), sin que por el momento se conozca el origen de la contaminación.
Por lo pronto, unos análisis parecen descartar que las verduras provenientes de España sean el vector de la epidemia. Aún así, hasta nueva orden las autoridades sanitarias alemanas desaconsejan el consumo de ciertas verduras.
Existe una “sospecha generalizada por parte de los consumidores” y “el ambiente es catastrófico entre los productores”, expresó un portavoz de la Federación de Agricultores (DBV), que baraja “por lo bajo una pérdida de volumen de negocio de 2 a 3 millones de euros diarios”.
La Federación de Productores de Frutas y Hortalizas (BVEO) evaluó las pérdidas entre 4 y 5 millones de euros diarios.
Aunque dos tercios de los alemanes afirman no temer a la bacteria y un cuarto considera que se exagera con el pánico, la mitad prefiere, sin embargo, renunciar a consumir algunas verduras crudas, según un sondeo del instituto YouGov.
El grupo de distribución Rewe propone a sus clientes reembolsarles los pepinos españoles si los traen de vuelta a la tienda.
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