Ramón H. Potosme y Gloria Picón
El 20 de octubre de 1996 la enorme boleta en el proceso electoral llevó los rostros de 23 personajes que compitieron por la presidencia. Este año ese papel será una repeticion sintetizada de esas candidaturas con solo cinco nominados.
El primer postulado, ya no está tan regordete, el segundo ya tiene menos pelo y el tercero ahora usa saco y corbata. Solo dos, Fabio Gadea y Róger Guevara, no habían sido candidatos presidenciales. Gadea cumplirá 80 años tres días después de las elecciones del próximo 6 de noviembre.
Esta reproducción de las elecciones de hace 15 años tiene por el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) al expresidente Arnoldo Alemán (1997 -2011), quien ganó la presidencia en aquella ocasión.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), bajo una candidatura ilegal, postula al presidente Daniel Ortega, quien aspira a la reelección.
Por la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) compite Enrique Quiñónez, quien obtuvo una votación irrisoria con el Partido Resistencia Nicaragüense (PRN) en su primer intento.
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Los rostros nuevos son Gadea, por la alianza Partido Liberal Independiente (PLI) y Guevara por la Alianza por la República (Apre).
DISCURSO VIEJO
Para el catedrático en ciencias políticas de la Universidad Americana (UAM), Félix Maradiaga, la permanencia de los mismos candidatos evidencian que no se ha podido romper con el pasado y se mantiene el discurso populista y la tradición política de la polarización.
Señala que el desprestigio de la política evita la inserción de nuevos cuadros, más honestos que los actuales y con mayor capacidad profesional.
La explicación, según Maradiaga, está en la cultura de “cacicazgo”, intrínseca de la política nicaragüense y el poco incentivo a los jóvenes relegados a tareas secundarias de proselitismo.
Recordó que el pacto de 1999 entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega rompió los acuerdos mínimos sobre el Estado de Derecho, que se establecieron en las reformas a la Constitución de 1995.
Eso ha provocado, según el politólogo, que haya una involución en el escenario político y una sociedad más cerrada que convive con un régimen presidencialista cada vez más fuerte.
GENERACIÓN RELEGADA
El Arzobispo de Managua, monseñor Leopoldo Brenes, señaló que debido a que seguimos viendo las mismas caras de hace 16 años en la política “hay una generación de nicaragüenses que no van a tener la oportunidad de tener un puesto directivo”.
Brenes abogó porque los políticos preparen a las nuevas generaciones, “porque de ahí vendrán nuevas ideas, nuevos proyectos que van a beneficiar a toda la nación y al bien común”.
Indicó que hay jóvenes en todos los partidos que están bien preparados para ejercer un cargo.
Diana Urbina, candidata a la vicepresidencia por ALN, coincide con Martha McCoy, del comité estratégico de campaña del PLC, en que hay un retorno al pasado, pero cada una defiende su trinchera como el último rincón de salvación del país.
Para Urbina, la involución la representan Alemán y Ortega por haber impuesto el caudillismo en sus partidos.
McCoy considera que sin el liderazgo de Alemán en el PLC no habría posibilidad de cohesionar a su partido.
“Es un retroceso, no te digo lo contrario, pero el gran problema que siento es que el doctor Alemán es el que aglutina a todos los correligionarios, no hay otro en este momento que lo haga como él”, dijo McCoy.
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