14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Hjkrha agrjhara Gjhhgra

La lucha entre el toro y el hombre

Por los parlantes anuncian el nombre del montador y el toro que monta. Las compuertas se abren y el toro sale saltando por un lado y otro, Meyron Javier Angulo se aferra sobre el lomo del animal y luego de unos segundos cae al suelo, el sorteador corre a distraer al toro, mientras Meyron logra escapar.

S

on las seis de la tarde y la barrera empieza a llenarse de espectadores. Los toros están listos en corrales y los muchachos montadores ya se alistan para el espectáculo. Esta noche, en la Plaza Taurina Humberto e Isabel Mungrío, de Chontales, hay toros muy famosos por su braveza y la noche anterior uno de los mejores montadores, Orlando Contreras, conocido como El diablito, fue golpeado por un toro y enviado al hospital. Sin embargo, “no hay ningún temor” entre los jóvenes que se preparan para desafiar a los animales.

Por los parlantes anuncian el nombre del montador y el toro que monta. Las compuertas se abren y el toro sale saltando por un lado y otro, Meyron Javier Angulo se aferra sobre el lomo del animal y luego de unos segundos cae al suelo, el sorteador corre a distraer al toro, mientras Meyron logra escapar.

Este espectáculo al ritmo de chicheros y cargado de emociones se repite a lo largo y ancho de Nicaragua. En todas las fiestas patronales se instala una barrera y en algunos pueblos se mantienen instaladas todo el tiempo. En Chontales, un departamento de tradición ganadera, hace cinco años se construyó la plaza taurina, muy distinta a las barreras que se instalan en los pueblos y ciudades, esta bien podría ser un pequeño estadio de futbol, por su acondicionamiento.

Una antigua tradición

Wilmor López, documentalista especializado en el folclore y cultura nicaragüense, cuenta que esta tradición en Nicaragua tiene origen español. “Aquí vino la costumbre con los conquistadores, pero documentos antiguos, ubican la tradición en Roma, donde los toros les servían de diversión en los Coliseos que tenían en sus tierras conquistadas”, expresa.

En Nicaragua, la costumbre de montar toros se conoce desde 1885. En España la tradición es correr al toro, sortearlo, picarlo y matarlo, pero en nuestro país únicamente se monta y sortea al ritmo de música filarmónica, sin sacrificar a los animales, como en otros países.

En algunos pueblos, además de montarlos, también les colocan en sus cuernos, antorchas de fuego para luego dejarlos libres por las calles del pueblo, práctica que se hace con las luces apagadas en las calles y resulta un espectáculo emocionante.

“Nuestros antepasados ya jugaban toros, Chontales es ganadero y tenemos esa cultura porque hemos vivido del ganado bravo, de campo”, dice Sergio Figueroa, miembro de la Asociación Taurina de Chontales.

Nicaragua tiene toros muy famosos, montadores populares y dueños de barreras muy conocidos, como Denis Incer, cuyos toros son los de las fiestas patronales del Pacífico, señala Wilmor López.

En Chontales, los miembros de la asociación taurina hablan del rescate de las tradiciones taurinas con la calidad que se merecen. “Esto significa montar un buen espectáculo: con buenos toros y buenos montadores”, indica Figueroa.

La monta de toros es fundamentalmente una lucha entre el montador y el toro. Ambos muestran su fortaleza: el hombre tratando de mantenerse encima del toro el mayor tiempo posible y el animal tratando de botar al montador.

Un toro de monta es principalmente fuerte, de muchos recursos. El toro de cacho es bueno para sortear y la habilidad el torero radica en saberse escapar del toro que busca embestirlo; los toros de monta son fuertes, más del 80 por ciento son toros de monta, de mas de 700 kilos y montarlos es todo un reto.

Los productores siempre están probando sus toros para seleccionar a los ejemplares que llevarán a las fiestas patronales.

Hay toros famosos y temidos, como El bambanera, de Avelino Martínez; El policía, de Juan Villagra; el Quita sueño, de la familia Bravo, entre otros.

“Es una elección muy grande, para sacar 15 toros, hay que probar unos cien. Es complicado”, dice Noel Sevilla Serrano, ganadero que juega toros en las diferentes barreras donde se lo solicitan.

“Mi finca queda cerca de una comarca donde hay una placita de toros que se llama Jicarito, ahí juego mis toros un día de los tres de fiestas, juego 60 toros y vamos marcando al que sale bueno”, cuenta Noel Sevilla Serrano, ganadero de Santo Tomás, Chontales. Indica que en el lote eligen al toro que se ve brioso.

“Llevamos nuestros toros a la plaza que nos pida la cooperación. No ganamos ni un peso, es un deporte y lo hacemos para apoyar los espectáculos taurinos”, aclara.

Para los ganaderos, que sus toros formen parte de los espectáculos, es un orgullo. “Tengo 21 años de andar en esto, soy campesino y uno se siente alegre, animado cuando nos sale un toro buenísimo, que nadie lo para, es un orgullo en la ganadería. Nos sentimos más nicaragüenses”, expresa.

Indica que los toros de monta son seleccionados sólo para ese fin y se acostumbran. Cuando van a ser montados el domingo, están corraleados desde el viernes y bajan de peso.

Fuertes y valientes

Igual que algunos toros los montadores también han forjado fama y muchos son considerados profesionales de este deporte. La mayoría de estos muchachos andan por los 20 años y son jóvenes, delgados, con mucha fortaleza en las manos y piernas para luchar con su oponen

te, que ese el toro, dice Orlando Bravo Miranda, presidente de Asociación Taurina de Chontales.

Uno de ellos es Meyron Javier Angulo Solís, conocido como Guachán, de 27 años. Empezó a montar toros a los 14 años y ahora lo llaman de las más afamadas plazas taurinas, incluyendo las de Costa Rica, donde compiten con profesionales.

“Empecé montando terneros y he montado todo tipo de toros, los más famosos”, cuenta antes de que inicie la corrida de la noche en la que se jugarán 18 toros.

En julio del año pasado Guachán fue a parar al hospital, después que un toro se le paro encima y hubo necesidad de operarlo de la vesícula, sin embargo, “antes de los tres meses después de la cirugía, ya estaba montando nuevamente”, dice con naturalidad. “Son cosas que pasan. Esto es un deporte”, agrega.

Francisco Noel Guido, conocido como Nelo y de 30 años, es uno de los montadores más experimentados. Monta desde los 12 años y es considerado uno de los mejores. “Para mí es un deporte que cuesta dejarlo, yo no viviría sin montar, me encanta. Es emocionante”, asevera.

A él se le conoce también como “el hombre de hule” porque monta hasta ocho toros en una noche. Estos jóvenes dicen no sentir temor al enfrentarse a los toros, sino más bien mucha emoción.

“Desde que salgo de la casa, me encomiendo a Dios y aunque mis papás y mi señora no quisieran que yo monte, porque ya un toro me quebró el brazo, yo no puedo dejar de montar”, manifiesta este montador que espera continuar hasta los 40 años.

Estos jóvenes van de plaza en plaza, casi por todo el país, y según Angulo ganan “bastante bien”. Además del pago por cada monta, en las plazas se arman apuestas y los apostadores deciden darles un porcentaje. “Aunque se arriesga la vida”, reconoce.

85 Aniversario

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí