Buenos Aires/AP
- En la Celeste reaparecería Diego Pérez, motor del medio campo, por Walter Gargano, tras cumplir una fecha de suspensión por ser expulsado en los cuartos contra Argentina.
Un punto fuerte de Uruguay es que las lesiones o suspensiones no afectaron su funcionamiento cuando tuvo que cambiar de apellidos.
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A Uruguay le llovieron, el jueves, muy buenas noticias: sus lesionados se entrenaron sin problemas, entre ellos su capitán, Diego Lugano, mientras que para la final del domingo de la Copa América su rival Paraguay está envuelto en dificultades.
Una cara de la moneda muestra a un Uruguay sonriente y la otra a un Paraguay preocupado. “Por más que Paraguay tenga problemas, va a ser un rival aguerrido, están cerca de un título y van a meter con todo”, dijo el centrocampista, Álvaro González.
“Nosotros no nos podemos guardar nada, serán 90 minutos en los que tenemos que dejar el alma”.
Durante la práctica en el cuartel general de Argentina, en la ciudad de Ezeiza, los defensores, Lugano y Diego Godín, así como el atacante Edinson Cavani, trabajaron primero en el gimnasio con el resto del plantel y luego hicieron trabajos tácticos con pelota.
También, jugaron partido de fútbol en espacios reducidos, divididos en dos grupos con titulares y suplentes mezclados en los equipos.
Lugano arrastra un golpe en la cadera; Godín superó una infección gripal y Cavani dejó atrás una lesión en la rodilla, por lo que están a disposición del técnico Oscar Tabárez.
“Estamos muy bien, con unas ganas bárbaras de ganar este partido, que sería el de la coronación”, dijo González. “Hay que procurar que Paraguay no explote sus virtudes, que son muchas”.
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