Mientras exista libertad de ex presión habrá democracia y el señor Jorge Salaverry hace uso de su derecho cuando habla de lo que él llama Panchosandinismo (LA PRENSA, 19/7/11).
Y por supuesto que tiene derecho a estar equivocado. Estoy de acuerdo en que nuestros líderes deberían de haber movilizado a sus seguidores a no permitir la candidatura ilegal, ilegítima, irrespetuosa e inmoral de Daniel Ortega, pero el dictador tiene sus turbas, sus oficiales del Ejército y la Policía (aunque todavía no estas instituciones como tales) y dinero para corromperlas.
No se podía detener a Ortega sin derramamiento de sangre y quizás no se pueda. En Honduras se pudo porque las instituciones no eran controladas por Mel Zelaya. Es patriótico apegarnos a la vía cívica que solo se agotará si hay fraude electoral y Ortega se roba las elecciones presidenciales. La verdad es que si no participamos en las elecciones, a pesar de las condiciones, sería más fácil para el CSE declarar ganador a Ortega y este profundizaría su dictadura.
En su artículo, Salaverry no dice nada malo de Arnoldo Alemán (ya sé para quién trabaja). Según él, los culpables son Eduardo Montealegre, Paul Trivelli, Fabio Gadea y Enrique Quiñónez.
La verdad es que son Arnoldo Alemán y su PLC, con todos sus magistrados cómplices en todos los poderes del Estado, quienes han permitido la aberrante candidatura de Ortega, el fraude electoral del 2008, la denegación de cédulas a la población no orteguista, la prohibición de observadores, la manipulación del padrón electoral, la distribución violatoria de la Ley Electoral de los CED, CER, CEM y JRV para favorecer el fraude del 2011, etc., porque el FSLN sabe muy bien que perdieron las elecciones del 2008 y también las del 2006, con un minoritario 38 por ciento.
Los patriotas nicaragüenses no somos tontos. Sabemos que ni el PLC ni ALN (cómplices y colaboradores necesarios del fraude de las municipales) son oposición. Ellos son parte del proyecto dictatorial de Daniel Ortega.
La lógica de la lección aprendida es que los perdedores en 2006 se unan para ganarle en el terreno a Ortega. Eduardo Montealegre sacó 700,000 votos y Edmundo Jarquín obtuvo 300,000 votos, juntos nos aseguran un piso de un millón de votos. Pancho Madrigal nos asegura, al menos la tercera parte de los votos de los campesinos, la marea roja, que votaron por Rizo. Fabio Gadea obtendrá no menos de 1,200,000 votos (una montaña). En todo caso pudiéramos decir que Fabio está usando a Eduardo y a Edmundo y no al revés, como dice Salaverry.
Ganar las elecciones no es el problema. El problema es que el FSLN ya tiene todo listo para robarse las elecciones y esto podría obligarnos a los patriotas a considerar la nefasta necesidad de la lucha armada. Bien lo dijo Darío: “El acero de guerra o el olivo de paz”. Si ese fuera el caso, quiénes mejores para dirigirnos en el derrocamiento de la dictadura orteguista que quienes nos guiaron contra la dictadura somocista.
El único que puede salvar a Nicaragua es Dios, que al igual que en 1990, puede disponer las cosas de manera que si Daniel pierde la ayuda de Gadafi y Hugo Chávez, tendrá que aparecer en televisión la madrugada del 7 de noviembre llorando y aceptando su derrota.
Clamemos a Dios y Él nos responderá.
El autor es cirujano general y vicepresidente del PLI-Managua
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