14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

¿Qué tipo de sangre sos?

El aire frío me cala cuando se abre la puerta. No sé si es porque mi temor a las agujas se está manifestando o porque la diferencia entre la calle de donde vengo y el aparato de aire acondicionado es de 12 grados.

El aire frío me cala cuando se abre la puerta. No sé si es porque mi temor a las agujas se está manifestando o porque la diferencia entre la calle de donde vengo y el aparato de aire acondicionado es de 12 grados.

—¿Sos donante? —me pregunta una señora de cabello cano y corto, mientras me froto los brazos y avanzo hacia una ventanilla para pedir información.

—No. Aún no.

—¿Qué tipo de sangre tenés? ¿Lo sabés?

—Sí. AB positivo. ¿Por qué?

—Qué lástima, es que nos urge sangre O negativo. Mi sobrino debe ser operado y es un tipo de sangre escaso —expresa la señora mientras se marcha, pues ha entrado otra persona al Centro Nacional de Sangre de la Cruz Roja Nicaragüense.

La desesperación de la señora en busca de sangre para su familiar me hace sentir mucho más convencida de regalar una hora de mi día, 450 mililitros de mi sangre, que de acuerdo a todo lo que he leído se repondrá y podré estar de nuevo en este lugar dentro de cuatro meses, aunque los hombres al no menstruar, pueden hacerlo cada tres meses.

Complacida porque podré aportar con algo a esta sociedad, pese a que no tengo como meta en mi vida ser una héroe de la cadena CNN, leo los requisitos: Edades 17 y 65 años, pesar mínimo 110 libras —hace mucho no peso eso— gozar de buena salud, no tener conductas sexuales de riesgo, no haber padecido de hepatitis, enfermedades de transmisión sexual, enfermedades crónicas, no ingerir licor 24 horas antes, no drogarse, no estar embarazada, no tener gripe y no haber tenido malaria en el último año y tampoco haberse realizado tatuajes, perforaciones o acupuntura en ese mismo período. ¡Bravo! Casi me doy palmaditas en la espalda.

Del estado de arrebato que me da, mientras doy gracias a Dios por lo sana que soy, me saca la joven de la ventanilla, cuando me pregunta:

—¿Viene de forma voluntaria?

Su pregunta me hace sonreír, porque no veo a nadie con una pistola tras de mí obligándome, pero me hace pensar que tengo casi 15 años tomando esta decisión.

—Sí señorita, vengo de forma voluntaria — le aseguro, mientras recuerdo que escuché de todo sobre la donación de sangre antes de pararme frente a esa ventanilla.

Hay muchos mitos; desde que te engordás, que cuando comenzás a donar sangre nunca más podés dejar de hacerlo, porque te ahogás en ese excedente en el que se convierte la sangre que das, y ahora con redoble, la explicación para no donar que la sacó del estadio, como un jonrón en final de beisbol; si donás sangre compartís tu alma y si la persona a la que le dan tu sangre es un asesino, ladrón, prostituta, vos te vas al infierno con ella, aunque seas una santa. ¡Plop! Como había dicho, puros mitos.

Escuché también otras historias en las que muchas personas están vivas gracias a la sangre que de forma voluntaria donan los nicaragüenses desde 1976. El altruismo de 68 mil personas nos convirtió el año pasado en el segundo país de América Latina en captación voluntaria, un ejemplo de solidaridad.

Y es que hasta 1972 la sangre fue un negocio en Nicaragua, cuando había tres empresas que desangraban a la gente más pobre por unos pesos.

Una enfermera sale de una clínica y me llama. Entro al lugar donde toman mi presión arterial y me hacen otras preguntas sobre mi salud, después de eso la mujer me dice “respire profundo”, hago el impulso pero es demasiado tarde ya me pinchó; coloca la sangre que brota de mi dedo en un tubito de vidrio, deposita gotas de mi sangre en un frasco con líquido azul y me explica que es para ver cómo está mi hemoglobina.

“Por ahora no podés, tenés baja la hemoglobina, tomá hierro y regresá en un mes para que veamos cómo seguís”.

Cuando salgo de la clínica, observo a la señora que continúa en su búsqueda de sangre O negativo. Datos de la Cruz Roja indican que el 22 por ciento de la población del país es RH negativo, pero hay mucha escasez. La desesperación de la señora me compromete a tomar el hierro que necesito y volver en un mes.

¿Y usted qué espera para donar? Si aún no se anima le daré unos dato para que lo piense: un paciente con politraumatismo requiere entre 25 y 30 unidades de sangre para sobrevivir, es decir la donación de 25 o 30 personas, una persona con cáncer requiere de sangre para vencerlo, las personas con quemaduras graves requieren plasma fresco congelado para curar sus quemaduras y hay centenares de niños hemofílicos que no poseen el factor 8, que permite la coagulación, podrían morir desangrados por un leve golpe o caída.

Así que una hora de nuestro día, 450 mililitros de sangre, ayudan a salvar cuatro vidas y eso, aunque no nos hace ganar el título de héroes vale la pena, porque en una camilla puede estar un día usted, su hijo, madre, abuelos, hermanos, tías, amigos, vecinos…

La Prensa Domingo Desesperación Donación Sangre archivo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí