En medio de críticas de diferentes sectores de la población a la actuación policial, el jefe de Redacción de LA PRENSA, Eduardo Enríquez, fue puesto en libertad.
El cargo: una infracción cometida a la Ley 431, Para Régimen de Circulación Vehicular e Infracciones de Tránsito.
Sin embargo, el jefe de Relaciones Públicas de la Policía Nacional, comisionado mayor Fernando Borge, no supo explicar los motivos por los cuales Enríquez permaneció detenido por más de 16 horas. Y acto seguido justificó: “La Policía tiene facultades de retener a una persona durante 24 horas”.
Por su parte Marcos Carmona, secretario ejecutivo de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), quien se presentó al distrito policial antes de que Enríquez fuese liberado, consideró que la detención del funcionario de LA PRENSA fue ilegal.
“Este es un mensaje intimidatorio para los ciudadanos y para los hombres y mujeres de prensa, de que no se debe estar criticando”, sostuvo Carmona al referirse a la actuación de la Policía que está bajo las órdenes del presidente Daniel Ortega.
Carmona criticó que en este caso la Policía incurrió en una serie de delitos y atentó contra la vida del periodista. Según Carmona, en este caso hubo uso excesivo de la fuerza, pues “hubo armas que se dispararon en contra de un ciudadano”.
Frente al Distrito Cinco de la Policía, momentos después de haber sido dejado en libertad, Enríquez repitió que los escoltas del magistrado de facto del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas, “de manera prepotente se metieron a mi carril, justo antes de entrar a la rotonda de Metrocentro y lo que yo hice fue protestar, la manera de protesta fue clavarles el pito a lo largo de toda la rotonda”.
Posteriormente los uniformados conduciendo al lado de Enríquez protestaron por el ruido. “Igual yo les reclamé con fuerza, pero en ningún momento me dijeron que me detuviera”, insistió Enríquez.
Cuando se puso el semáforo en verde Enríquez siguió conduciendo, y como a dos cuadras más adelante observó que lo seguían; “como era una zona oscura no me quise detener”, agregó.
Los uniformados “dejaron al individuo desprotegido y me empezaron a seguir por toda Managua”, recordó Enríquez, a quien le impusieron una multa por conducir en estado de ebriedad, pero este disiente con la aseveración policial “de lo que ellos dicen que tomé, pero en realidad no fue tanto”.
DESFACHATEZ DE UN COMISIONADO
Para Borge, Enríquez conducía “de forma temeraria”, casi embistió a los escoltas de Rivas y “puso en peligro la circulación vehicular en el sector de la Carretera a Masaya”.
Un periodista le preguntó a Enríquez si en algún momento atentó contra la vida del magistrado de facto Rivas.
Edmundo Jarquín, candidato a vicepresidente por esa alianza, la calificó de una venganza política. Y consideró que hubo uso desproporcionado de la fuerza.
El concejal Luciano García criticó la actuación de la jefatura policial de complaciente con los escoltas.
El vocero del PLC, Leonel Teller Sánchez, rechazó lo que consideró medidas extremas y represivas contra Eduardo Enríquez.
Roberto Bendaña, director de Hagamos Democracia, criticó el robo de las calles por parte de funcionarios públicos.
TANIA SIRIAS/LA PRENSA
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La respuesta fue: “Y ¿con qué voy a atentar? solo que con las tapas, pero además de eso, yo ni siquiera sabía que él estaba allí”. Enríquez insistió que lo único que hizo en ese momento fue reclamar porque le invadieron su carril.
“Los muchachos de los canales de los Ortega Murillo dicen bueno, pero como no vas a saber que era el carro de Rivas; yo no sé cuál es el carro de Rivas, igual que no sé cuál es el carro de Payo Solís, igual que no sé cuál es el carro de doña Alba Luz Ramos”, expresó Enríquez.
El jefe de Redacción de LA PRENSA señaló que “lo que me molestó fue la prepotencia por un lado y la falta de respeto al ciudadano (…)estamos perdiendo el respeto al ciudadano, seguridad personal tiene un uso excesivo de sumisión, está dando protección a gente que no la necesita y se está gastando recursos en gente que no lo necesita cuando los barrios de Managua están desprotegidos”.
El altercado fue provocado por “la actitud prepotente de los policías”, reiteró Enríquez, quien recomendó “si van a pedir vía deberían encender las luces como hacen los bomberos, Cruz Roja y los mismos policías en otras situaciones”.
DOBLE RASERO
La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, criticó la oficiosidad de la Policía la noche del lunes, que “refleja el doble rasero y el doble comportamiento” que tiene esa institución.
“Demandamos de la primera comisionada Aminta Granera una investigación exhaustiva y real de lo acontecido(…) la rectificación del procedimiento usado en el caso de Eduardo Enríquez para que no se tome como norma de procedimiento policial”, sostuvo Núñez.
Núñez criticó la diferencia con que procedió la Policía en el caso de la agresión contra el dirigente de Rejudin, Jairo Contreras, al no presentar al sospechoso de la golpiza, sin embargo, tras la detención de Enríquez casi de inmediato lo presentaron ante medios del régimen orteguista en una “inusual” conferencia de prensa.
Enríquez coincidió con Núñez: “Yo les dije a los oficiales de la Estación Cinco que me llamaba la atención la velocidad con que habían venido los reporteros de los canales de los Ortega Murillo y eran solo ellos los que estaban, cuando yo acababa de venir aquí”. Eso es “bastante llamativo”, indicó Enríquez.
A criterio de Núñez, la jefatura policial debe establecer quién expuso a las personas al peligro: si fue Enríquez que “imprudentemente se cruzó o desprevenidamente se cruzó ante la avalancha de camionetas que se mueven aquí, o quien le dispara a las llantas de una camioneta que va con gente corriendo, ¿quién es el que expone al peligro?”.
“Cuando leo esto solo me acuerdo del caso de Jean Paul Genie, así fue como mataron a Jean Paul Genie”, comentó Núñez.
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