Por: Wendy Álvarez Hidalgo
Desde MADRID/ ESPAÑA
El Papa Benedicto XVI arribará este jueves a Madrid para encontrarse con casi un millón y medio de peregrinos que congrega este año la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). En su tercera visita a tierra española, el Pontífice hallará a una España agobiada. Llegará a un país con una economía desgastada por la crisis y que se tambalea al no encontrar una pronta solución a uno de sus principales problemas: 4.5 millones de desempleados. Su Santidad visitará a una nación donde el descontento social es creciente por los duros recortes estatales y donde los españoles son cada vez menos católicos.
Y aunque en la capital española ya se respira el ambiente festivo religioso, la multitudinaria jornada–instaurada por la Iglesia Católica en 1985 siendo papa el ya beato Juan Pablo II– no está exenta de la realidad de este país. Unas 140 organizaciones han convocado para este miércoles a una manifestación en Madrid en rechazo a la financiación estatal de la JMJ. “De mis impuestos, al Papa cero. Estado Laico”, será el lema de la marcha hasta ahora continúa programada. Los convocantes cuestionan la millonaria inversión que implicará la estancia del Pontífice: 72 millones de dólares (unos 50 millones de euros), según cálculos oficiales.
-El religioso estará acompañado por los obispos y sacerdotes que participan en la JMJ.
-Para la visita su Santidad ha concurrido 4,758 medios de comunicación que transmitirán su recorrido y misa por todas partes del mundo.
-Benedicto XVI completará su tercera visita a España desde que fue elegido Papa en abril de 2005 cuando acababa de cumplir 78 años y su segunda en menos de un año.
-En 2006 estuvo en Valencia para clausurar una jornada mundial de la familia y volvió en noviembre de 2010 a Santiago de Compostela y Barcelona.
La Iglesia pierde fieles
Los españoles son menos católicos. Un estudio presentado esta semana por la estatal Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reveló que ya solo el 71.7% de los españoles se dicen católicos, frente al 87% de 1992. Y la práctica es otra cosa: ya solo el 27% dice ir a la iglesia al menos una vez al mes.
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La principal colaboración del Gobierno ha consistido en declarar la visita del Papa un “evento interés especial”, como si se tratase de unos Juegos Olímpicos. Eso supone que las empresas que están financiando el mismo gozan de beneficios fiscales, que alcanzan hasta el 80% de los fondos. El Ejecutivo, liderado por el socialista José Rodríguez Zapatero, ya aprobó la enmienda en este sentido en la Ley Presupuestos 2010. Con fondos del erario público también se sufragará parte de los gastos de transporte, seguridad y sanidad de los fieles.
Los casi medio millón de peregrinos inscriptos recibirán un descuento del 80% en el costo del bono de transporte, lo que implica que el Estado deje de percibir 29 millones de dólares (unos 20 millones de euros), según cifras del Consorcio Regional de Transportes de Madrid. Esa medida contrasta con el incremento de un 50% que sufrió la semana pasada el precio del billete de transporte de un viaje que aprobaron las autoridades municipales.
La manifestación, que ha sido calificada por algunas autoridades municipales madrileñas como “antipapa”, confluirá en la céntrica plaza Puerta del Sol, que hace apenas una semana acogía a miles de “indignados”, que integran el 15-M. La presencia de este movimiento es ahora casi invisible en la ciudad, copada por los colores y banderas de más de 180 países.
EL AMBIENTE EN MADRID
Pero más allá del descontento, la crisis y las protestas, Madrid está de fiesta. Una marea de jóvenes ha invadido la capital española desde este lunes. Las banderas de los visitantes han enarbolados las plazas, calles, avenidas y los comercios. No es difícil identificar a un peregrino. Caminan en grupo. Se toman fotos en sitios y monumentos emblemáticos de la capital. Casi todos llevan en sus mejillas pintadas la bandera de la Iglesia Católica fusionada con la de su país de origen. Su idioma y una pequeña mochila roja con amarrilla con el sello de la JMJ son sus principales distintivos.
Los comercios situados en el centro de Madrid permanecen abarrotados de peregrinos, particularmente los de comida rápida y las tiendas de souvenir. Desde la célebre Plaza del Sol hasta Callao se pueden encontrar cualquier tipo de recuerdo con la imagen de su Santidad, impreso en camisetas, mochilas, tazas, gorros, pulseras de telas y de cuero, llaveros. Algunos de estos ya agotados.
Los museos, parroquias y centros culturales han preparado numerosas actividades y exposiciones. Con solo presentar un documento que les acredite como participante de la JMJ los visitantes tienen acceso gratuito a los sitios.
El transporte terrestre también ha sido afectado. Desde esta mañana circular en vehículo por el centro de la capital era imposible. Durante los próximos siete días las autoridades han decidido cerrar varios sitios de aparcamiento, en una ciudad donde estacionarse tradicionalmente es un periplo. Algunas líneas de metro, principal vía de movilización en Madrid, cerrarán en aquellos los lugares donde circulará el papamóvil el próximo 18 de agosto.
Además de la crisis económica, el rechazo, el desborde de los feligreses, el dinamismo del comercio y la polémica visita papal, la JMJ tendrá como tónica el bochornoso calor veraniego que deberán soportar los peregrinos. Se prevén temperaturas alcancen los 40 grados centigrados.
