Más de un año después, el asesinato del folclorista Bayardo González, en Masaya, se enreda aún más.
A pocas horas de reanudarse la audiencia en el juzgado de Distrito Penal de Juicio de Masaya, en contra de cuatro acusados del asesinato de González, familiares de uno de los detenidos denunciaron supuestos implantes de huellas.
- LA PRENSA publicó a comienzos de julio del 2010 que Elsa María López, vecina de la víctima, dijo que ese día salió a la calle y vio que las luces en la casa de González estaban encendidas, lo que le causó extrañeza pues el folclorista solo las encendía en fechas como Navidad y Semana Santa, por eso llamó a Vilma Gónzalez, hermana de la víctima.
“(El cuerpo de la víctima) se encontraba boca abajo con las manos y pies atados con cordones de zapatos y con cuatro envolturas de tape transparente que le cubrían la parte de nariz y boca”. No hubo violencia para entrar a la casa.
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Juan Conrado, tío de Camilo Ernesto Páramo, uno de los detenidos que alega la supuesta inocencia de su pariente, expuso que en un inicio la Policía dejó libre a su sobrino después que lo detuvo como sospechoso, y en ese momento los oficiales le dijeron que “estaba limpio”. Conrado aseguró que extrañamente la Policía detuvo nuevamente a su sobrino días después.
En ese momento, la Policía alegó que presuntamente las huellas que le tomaron el 24 de enero a su sobrino “se las plasmaron al muerto”.
Conrado lamentó que el involucramiento de su sobrino les ha representado extraordinarios gastos y les preocupa que se alargue el proceso aún más, pues “ya no hallamos reales, de donde vamos a sacar”, para costear su defensa.
SIN PRUEBAS
El abogado Byron Chávez, defensor de Raytí Ayapal Salazar Canales, otro de los acusados del que igual alegan inocencia los familiares, insistió en que la Fiscalía no tiene suficientes elementos probatorios para demostrar que su cliente y resto de detenidos son los autores del crimen, por lo cual se mostró esperanzado de que la juez Ruth Chamorro, absuelva a su cliente de los delitos que le imputan.
El abogado señaló que por ejemplo, el principal testigo que presentó el viernes pasado la Fiscalía, un vigilante de un hotel que está ubicado frente al sitio del asesinato únicamente indicó que vio a Salazar Canales bajar de un taxi, tocar la puerta, pero no entró al local, donde un día después fue encontrado el cuerpo sin vida del reconocido profesor.
Fuentes policiales han indicado de forma extraoficial que la escena del crimen no fue resguardada desde un inicio el pasado 3 de julio, cuando se hizo el hallazgo.
La escena estaba alterada cuando llegó la Policía, pues ya habían entrado algunos de sus familiares, confiaron las fuentes.
Uno de los procesados Juan Alberto García Amador un taxista que alega fue implicado, cuando presuntamente se negó “a colaborar” con la Policía.
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