“Argentina es un país muy peculiar en el que hoy sus principales líderes han surgido a partir de velatorios”. Esto me lo dijo un expresidente sudamericano, refiriéndose a la presidenta Cristina Fernández, viuda de Néstor Kirchner y al jefe del Partido Radical, Ricardo Alfonsín, hijo del expresidente Raúl Alfonsín.
Tenía razón en parte mi fuente. Sí, respecto a la mandataria, a quien la viudez le aparejó carisma y popularidad extra. Lo de Alfonsín nunca tuvo explicación, ni por su trayectoria, prácticamente nula ni por la herencia que le dejó su padre, por cierto muy pobre. Las recientes “primarias” así lo confirmaron. También esas primarias son otra peculiaridad argentina, pues, en teoría se supone que eran para elegir los candidatos para las elecciones del 23 de octubre, pero en la realidad esos candidatos estaban decididos ya de antemano. En realidad se trató de un inmenso sondeo, de una elección piloto y saber cómo estaban divididas las opiniones y simpatías.
El resultado mostró que por lo menos la mitad de los argentinos apoyan a Cristina, lo que significa que si ese día hubieran sido las elecciones nacionales, la presidente hubiera sido reelecta sin necesidad de una segunda vuelta. Habría conseguido más del 45 por ciento de los votos, que es el mínimo constitucional exigido. El otro mínimo, también superado ampliamente, es el 40 por ciento de los votos con una ventaja superior al 10 por ciento sobre el segundo.
A partir de esos resultados ya nadie duda que en octubre Cristina ganará. La realidad es que no fue que la señora Kirchner ganó tanto, sino que la oposición, o la no oposición perdió todo. Cristina Fernández, como Chávez, Correa, Morales y Ortega, se mantienen en el poder, gobiernan forzando incluso las normas constitucionales y luego ganan las elecciones porque no tienen enfrente una oposición que genere un mínimo de confianza en la gente.
Este esquema opositor en alguna forma respalda los pronósticos triunfalistas para Cristina. Pero el kirchnerismo hace unas semanas perdió dos elecciones provinciales, además de haber perdido hace dos años las últimas elecciones legislativas y es notorio que hay un porcentaje de opinión importante contra un gobierno que se considera autoritario.
Chávez dice que Cristina “les va a dar nocaut el 23 de octubre”. Esto es motivo para empezar a dudar, pues él es un Rey Midas al revés, y todo lo que toca Faltan dos meses y los partidos se ganan en la cancha, como en el futbol, y a veces se pierden con el mejor jugador del mundo entre sus filas. Si Cristina gana en primera vuelta, todo bien, pero si hay segunda y entonces por imperio de los hechos debe enfrentar una oposición unida, puede haber sorpresas.
El autor es periodista argentino. Director del semanario Búsqueda.
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