Fabián Medina
Los fantasmas de La Penca recorren Nicaragua. La periodista estadounidense Linda Frazer y los costarricenses Jorge Quirós y Evelio Sequeira, camarógrafo y ayudante de cámara, respectivamente. Muertos los tres junto a cuatro guerrilleros más el 30 de mayo de 1984 mientras cubrían una conferencia de prensa que brindada el guerrillero (entonces contrarrevolucionario) Edén Pastora.
Ahora es que se comienza a conocer la verdad sobre los hechos. No fue la Central de Inteligencia Americana (CIA) como siempre se dijo. Ni siquiera una operación combinada como hasta el día de hoy sostiene el comandante Edén Pastora. Fue una operación del entonces Ministerio del Interior de ese entonces, que dirigía el comandante Tomás Borge. Lo asegura Peter Torbiörnsson, periodista sueco que sobrevivió a la masacre y quien introdujo al agente encubierto que puso la bomba.
Toda esta historia está relatada en la película Ultimo capítulo. Adiós Nicaragua, realizada por Torbiörnsson, quien durante los últimos 20 años se ha dedicado a buscar y filmar la verdad que espera le traerá un poco de paz a su conciencia.
La película se realizó en Nicaragua, Francia, Cuba, Bolivia y Costa Rica. Buscó a los protagonistas, encaró a los responsables, pero sobre todo significó una sumersión en su propia conciencia para encarar una verdad que para él mismo resulta dolorosa.
Peter Torbiörnsson, de 79 años, se apasionó por la revolución nicaragüense en 1979. Hizo amistades entre la alta dirigencia revolucionaria y un día fue llamado por un funcionario del Ministerio del Interior para integrar como fotógrafo de su equipo al danés Peer Anker Hansen, quien en realidad era argentino y se llamaba Roberto Vital Gaguines. Era un agente de la Seguridad del Estado con la misión de asesinar a Edén Pastora.
El 30 de mayo de 1984, Vital Gaguines hizo estallar la bomba en La Penca. Durante muchos años el crimen se le achacó a la CIA. Ni Costa Rica ni Nicaragua ni Estados Unidos hicieron algo para encontrar a los culpables. Sin embargo Torbiörnsson sabía que el fotógrafo danés, en cuya cámara determinó la policía costarricense había estallado el explosivo, había sido llevado por él, por encargo del Ministerio del Interior de Nicaragua. Sus amigos. Y esa verdad comenzó a atormentarlo.
“Sí, nosotros pusimos la bomba”, reconoció Daniel Ortega a Peter Torbiörnsson en 1989, en el Palacio de Haga, Estocolmo, Suecia. Y esa verdad, ahora expuesta en la película, es la que despertó los fantasmas de La Penca.