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“No me detendré”

Las conversaciones de la mayoría de las alumnas del salón giraban en torno a los exámenes y las próximas fiestas de quinceaños. Katherine Vannesa Rugama Díaz, a pocos meses de cumplirlos, no estaba al margen de esa vorágine de ideas, sobre la mejor forma de celebrarlo entre amigos, ya sea comiendo algo en un centro comercial o pagando entre todos una pizza.

Por María Haydée Brenes

Las conversaciones de la mayoría de las alumnas del salón giraban en torno a los exámenes y las próximas fiestas de quinceaños. Katherine Vannesa Rugama Díaz, a pocos meses de cumplirlos, no estaba al margen de esa vorágine de ideas, sobre la mejor forma de celebrarlo entre amigos, ya sea comiendo algo en un centro comercial o pagando entre todos una pizza. 

Pero la infección en las amígdalas era recurrente, le costaba hablar, tragar y más de una vez perdió clases por ir a pasar consulta al Hospital Fernando Vélez Paiz, donde le daban tratamiento sin que hubiese mejoría, por lo que fue transferida al Hospital Infantil Manuel de Jesús Rivera, La Mascota. En La Mascota un infectólogo la internó —recuerda Elsa Palacios, abuela y madre de crianza de Katherine— así permaneció durante tres meses. Fue ese especialista  el que mandó a hacer las biopsias y dio el diagnóstico de cáncer naseofaríngeo. 

En ocasiones el tumor que se observa en la parte derecha de su cuello ha crecido tanto que le ha impedido hablar, ahora gracias al tratamiento de quimioterapia permanente que recibe el mismo se ha reducido, pero ya le dejó como secuela una pequeña desfiguración en el rostro.

Han pasado seis años desde que fue diagnosticada en el año 2005, en ese período ha sido desahuciada en muchas ocasiones, la última vez hace poco menos de un mes, pero Katherine se opone a la hospitalización; la excusa: “Perdería clases y no me quiero atrasar”.

Y es que durante dos años ingresó de forma fallida a cursar el tercer año de secundaria en el colegio Aldeas SOS, hoy llamadas Paz y Amor. Las reacciones a la quimioterapia le impedían que después de los  primeros meses de iniciado el año escolar pudiese continuar. Pero contra todo pronóstico lo logró y no solo completo sus estudios de bachillerato sino que también cursó con éxito la carrera técnica de secretariado ejecutivo, su tesis del técnico obtuvo 98 como puntaje final.

“Perdí tiempo por la enfermedad, no quiero perder más, soy muy puntual por eso siempre”, asegura Katherine.

La Prensa Domingo

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