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El teatro Jarabe

Visiones y acciones de un actor y director cuando va a escena Mick Sarria Cuando se presentó en una cárcel de Estados Unidos la obra Esperando a Godot , de Samuel Beckett, para los internos del penal, se temía que nadie pudiera entenderla, ya que para los ojos y gustos de intelectuales y críticos de ese momento la obra estaba construida con elementos fuera de lo común: absurdos, complicados, geniales, simbólicos, con códigos e imágenes difíciles de descifrar, con ausencia de dirección lógica en la acción y los diálogos.

Por Mick Sarria

Visiones y acciones de un actor y director cuando va a escena Mick Sarria Cuando se presentó en una cárcel de Estados Unidos la obra Esperando a Godot , de Samuel Beckett, para los internos del penal, se temía que nadie pudiera entenderla, ya que para los ojos y gustos de intelectuales y críticos de ese momento la obra estaba construida con elementos fuera de lo común: absurdos, complicados, geniales, simbólicos, con códigos e imágenes difíciles de descifrar, con ausencia de dirección lógica en la acción y los diálogos.

Sin embargo lo genial vino después de la función. Los presos sí habían tenido su lectura, sí pasó un contacto y una confrontación inteligente a niveles inesperados de genialidad cautiva y castigada. También en Suecia, Godot tuvo su impacto, un director montó la obra con internos de un penal y el día del estreno, camino al teatro donde se presentaría, el director notó demasiado silencio por parte de los actores. La obra no llegó a estrenarse: camino al teatro los actores decidieron escapar.

Al darse cuenta de este suceso Samuel Beckett dijo que “esto es lo mejor que le pudo pasar a mi obra”. Leí el artículo El Circomunitario , una entrevista a José Wheelock, donde este habla del teatro para los “sectores vulnerables” y aunque ignoro quién sea este artista, basado en su discurso de teatro “con y para los vulnerables”. Pues a mi entender el teatro no se deja instrumentalizar para elegir o como dice él educar (lo cual yo llamaría más bien estigmatizar) a los sectores populares.

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El teatro y sus consecuencias de estilos, formas y conceptos está hecho para la inteligencia humana —inteligencia afectiva, corporal e instintiva— no para el intelectual humano. El teatro no necesita de disfraces ni discursos, no tolera que se le ocupe y justifique para tergiversar la inteligencia humana. Recordemos lo que dijo el maestro Stanislavsky: “Toda lesión, toda violación de la vida creadora del teatro es un crimen”. Hacer del teatro una fábrica de panfletos entonces es irrespetar su magia.

El teatro por el teatro o arte por el arte, al contrario, parte del aprendizaje y el desarrollo individual del futuro artista. El arte por el arte es un fin en sí mismo y no necesita de decoraciones discursivas ya que posee carácter, que recordando a Amitai Etzioni involucra la conducta humana y la inteligencia emocional. Ahora si partimos del aprendizaje en vez de la enseñanza, de la inteligencia existente en vez de suponer ignorancia, dejaremos también de patronizar, vulnerabilizar y por ende marginar a los que inefectivamente tratamos de “visibilizar”. Es el teatro que hace y no dice, donde las acciones anteceden a las palabras y tanto el proceso como el producto hacen la totalidad, la enormidad de la obra de arte.

Cultura actor director teatro archivo

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