I ENTREGA
En los primeros meses de gobierno los medios de Nicaragua fueron descritos por un fastidiado Daniel Ortega como hijos del ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels, y luego los llamó “terroristas” a secas, un insulto de los menos fuertes del mandatario nicaragüense que también tildó a los “colonialistas europeos” de “moscas paradas en la inmundicia”.
En Ecuador los periodistas cuentan que Rafael Correa, aliado de Ortega en el Alba, el grupo de países patrocinado por Venezuela, los llama cucarachas. Y otros como Daniel Santoro, uno de los más reconocidos periodistas de investigación argentinos, se acuerda que alguna vez personeros del gobierno de Cristina Fernández de Kichner lo llamaron “sicario”.
Los periodistas de América Latina han escuchado en los últimos años, sino es que siempre, insultos cuando presentan sus investigaciones. No es nada nuevo, los funcionarios se revuelven en sus asientos ante denuncias de actos de corrupción. Los periodistas son los testigos que incomodan al poder.
Santoro y un grupo de 80 colegas asisten a un encuentro regional de periodistas en Guayaquil, Ecuador, días antes que se conmemore un aniversario más del Día Internacional del Periodista, el 8 de septiembre.
El encuentro es promovido por el Instituto de Prensa y Sociedad.
La misión de estos profesionales es esa: contar la podredumbre del poder. Cada relato podría ser parte de una antología de la corrupción: privilegios para los hijos de un presidente considerado progresista, muertos que cobran sus cheques en una municipalidad brasileña, funcionarios que pagan impuestos debajo de lo que corresponde… A cualquiera le puede revolver el estómago, pero los de aquí son como los forenses dispuestos a la autopsia, hablando de presidentes que aumentan en 11 su patrimonio, funcionarios que compran mansiones, aviones.
Santoro, escritor de numerosas investigaciones en su país, se queja de la falta de acceso a la información pública en Argentina, motivada en la ausencia de una ley de acceso a la información pública que los obliga en la práctica a hacer juicios para obtenerla.
“A mí me trataron de sicario. Esos ataques personales que hacen funcionarios del Gobierno o grupos de los periodistas militantes crean un clima enrarecido, de presiones, denuncias”, añade Santoro, quien fue calificado así, después de publicar el supuesto enriquecimiento con fondos estatales del exapoderado de la fundación de Madres de Plaza de Mayo.
PATRIMONIO IN CRESCENDO
Según Santoro, la familia gobernante argentina, los Kichner, aumentó su patrimonio en un 158 por ciento solo durante 2009. Los investigadores han podido acceder a la información porque cada año los funcionarios tienen la obligación de presentar la lista de sus bienes y esta es pública a diferencia de Nicaragua, donde se les manda a consultar si tienen a bien informarle a un periodista.
“Desde que llegaron al poder en el año 2003, los Kichner aumentaron su patrimonio de un millón y medio de dólares a 15 millones de dólares”, explica.
La justicia en el país de América del Sur parece operar de modo distinto a Nicaragua.
“La independencia del poder judicial depende de los sectores. Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia es independiente, la mayoría de las cámaras de apelaciones también, pero entre los jueces federales de la ciudad de Buenos Aires, que investigan casos de corrupción, hay uno que toma medidas en sintonía con el gobierno”, explica Santoro en referencia al juez Norberto Oyarbide.
Para el Comité de Protección de Periodistas, el caso de Venezuela es el más complicado de la región. Carlos Lauría, coordinador del comité, comenta la situación de Nicaragua: “Hicimos un informe unos años atrás que marcaba precisamente esta visión del gobierno de guerra fría en el sentido de que la prensa representa aún el principal enemigo del Gobierno y en esta situación difícil en la que muchos periodistas de Nicaragua deben trabajar sin posibilidad de acceso a las fuentes oficiales, con campañas de descrédito y descalificaciones que parten de medios oficiales”.
INVESTIGANDO AL NARCO
Mary Luz Avendaño es periodista en Colombia y debió abandonar el país hacia un destino que se niega a revelar.
Su salida fue motivada por el aviso de que algo podía pasarle tras dos trabajos publicados en un periódico colombiano explorando la situación de Medellín.
Avendaño explica que revelaron la identidad de un capo y la alianza de este con otro narcotraficante para dominar la ciudad. “La otra publicación hizo referencia a policías que tienen vínculos con las bandas de estos narcotraficantes. Pasan varios días, después se conoce que empiezan a destituir a algunos de estos policías corruptos por los casos que se habían denunciado y se anuncia que hay 120 en lista para salir a partir de la publicación”, añade.
Una fuente entonces le informó que los narcos le mandaban a decir que dejara de publicar “maricadas” porque “se puede ganar el premio gordo. En un país como el nuestro esto no es una charla”.
Avendaño tiene 14 años en el oficio. El trabajo le llevó prepararlo al menos 15 días mientras lograba contactar a todos los involucrados. Ahora dice que no sabe qué pasará con ella, porque los narcos no perdonan. “Mis hermanos, mis familiares están sufriendo, en este momento mis familiares están siendo protegidos por la Policía”.
EL HERMANO DE CORREA
Para Lauría, Ecuador es otro caso de reflexión. A unos metros de distancia, está Christian Zurita Ron, de 41 años, coautor del libro El gran hermano, que cuenta la historia del enriquecimiento del hermano del presidente Correa, Fabricio.
“En la primera investigación deja en evidencia que se identificaron 130 millones de dólares en contratos y subcontratos con empresas privadas. Luego que estalló el escándalo fueron apareciendo más montos”, introduce Zurita Ron.
“De pronto apareció un contrato de 115 millones de dólares para la construcción de un sistema de almacenamiento de gas en tierra. Se formó una comisión ciudadana, solicitada por el propio presidente de la República, formada por gente de diferentes ideologías e hicieron un trabajo de un año y encontraron nuevos indicios que subieron el monto de 300 millones de dólares a 600 millones de dólares de 2007 a 2009, poco más”, añade el periodista ecuatoriano.
Según Zurita, el hermano del mandatario constituyó dos empresas en Panamá con accionistas al portador, estas empresas adquirieron los paquetes accionarios de cuatro compañías ecuatorianas tradicionales y estas empezaron a obtener contratos con el Estado.
—¿Cuál fue la reacción del poder?
—Fue con todas las fuerzas (…) El presidente dijo que no iba a leer el trabajo de estos payasitos y cucarachitas y después se atrevió a señalar que a estos gusanitos hay que matarlos antes que se puedan convertir en mariposas.
—Christian, si usted tuviera enfrente al Presidente, ¿qué le diría en este contexto de amenazas?
—(Hace una pausa) Trataría de gritarle ¡viva la prensa libre!, porque con él no se puede hablar.
“La corrupción en Argentina es estructural. No es menemista ni kichnerista. Dilma Roussef en Brasil ya echó a cuatro ministros del gobierno anterior, Cristina Kichner no echó a nadie. Hay una protección”. Daniel Santoro, periodista de investigación argentina.