Por Marta Leonor González
Cuando Mario Benedetti escribió el largo poema El cumpleaños de Juan Ángel, esos versos dedicados a Raúl Sendic también lo retratarían: “seguiré algunas horas siendo niño”, nadie imaginaría que se estaba retratando como ese niño eterno, juguetón y pícaro, que trascendiera en la literatura latinoamericana.
Claribel Alegría, escritora nicaragüense y amiga de Benedetti desde los años cincuenta, recrea al autor de los poemas de Solo mientras tanto , como “un hombre maravilloso, integro, aquel que decía la verdad aunque a otros no les gustará escucharla, yo le decía te hicieron de esa teca que hacen los barcos noruegos que nunca se deterioran”.
También la poeta lo define como un narrador que tiene poemas muy bellos. “Recientemente Alfaguara publicó Biografía, hay algo en este libro, hay poemas que me estremecieron y algunas de sus novelas como La tregua. Era un hombre con mucho sentido de humor, muy honesto y vivió siempre lo que predicó”.
Al igual que Alegría, el escritor fue muy cercano de Sergio Ramírez, Ernesto Cardenal, sobre todo en los años ochenta durante de la Revolución Nicaragüense.
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