Por Wilder Pérez R.
Puede que Nicaragua no se compare con Sodoma, pero aquí la gente ya no aguanta los gritos en nombre de Dios.
Según la Procuraduría Ambiental, casi el 50 por ciento de las denuncias por ruido en Nicaragua se presentan contra iglesias de cualquier denominación.
El número no es insignificante, pues el procurador Ambiental, José Luis García, asegura que en un año las denuncias por ruido pueden superar las 300.
Según el procurador ambiental, José Luis García, el que no se presente ninguna denuncia sobre el cerro, indica que las obras que ahí se ejecutan tienen permisos de la alcaldía de Managua.
El Mokorón es un pequeño bosque dentro de Managua, que la gente quiere conservar. García recordó que hasta el momento no hay forma legal de defender el cerro, ya que eso está en manos de la Asamblea Nacional.
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Esto es como si se pusiera una denuncia por ruido cada día hábil, y que tres de ellas fueran en contra de los templos de adoración divina.
Las proporciones del ruido religioso es comparable a las de las discotecas, bares, restaurantes y vecinos.
Algunos casos han llegado a los juzgados, debido a la reincidencia.
LES ECHAN A DIOS
García afirma que en las iglesias hay de todo, desde creencias hasta reacciones.
Lo más común es que un líder religioso rete a la Procuraduría con la Biblia en la mano.
“Nos señalan de no respetar la libertad de culto, aunque esto no debe lesionar el derecho de los ciudadanos al descanso nocturno y diurno”, comenta el procurador.
En el caso de las iglesias ruidosas, ocurre lo mismo que dentro de las religiones: hay de todo.
En algunas ocasiones, las denuncias llegan a la Procuraduría, los inspectores ambientales van a las iglesias y los líderes religiosos aceptan de buena gana los señalamientos y siguen las recomendaciones.
En otras, no solo no acatan las recomendaciones, sino que además desafían las “leyes del Hombre” contra el ruido.
Uno de los casos más emblemáticos fue el de un templo cerca del semáforo de El Dorado, el año pasado.
El denunciante murió antes que la iglesia dejara de hacer ruido.
A pesar de esto, la Procuraduría tiene dos aliados importantes, según García.
Una es la profesora Doraldina Zeledón, que asesora a la gente de cómo actuar contra el ruido, la otra es la comisionada Fátima Flores, jefa de la Estación Cuatro de la Policía de Managua, que antes de emitir un permiso, realiza consultas técnicas, para evitar el cierre posterior de algún local.
Probablemente en Nicaragua la situación todavía no esté tan caótica como en Gomorra, pero la gente quiere descansar en su casa, y que Dios decida a quién escucha.
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