Hablemos del Idioma
Comenzamos la semana pa sada con el tema de las cualidades del párrafo, y les insistimos en la unidad, al explicar los errores que atentan contra su perfección.
Hoy nos detendremos en la claridad considerada por algunos estudiosos como la diosa de la redacción.
Sin unidad y coherencia no puede haber claridad, porque si empleamos mal los conectores nuestro texto quedará oscuro. Por ejemplo si decimos: “Digo que amo a Soledad, no a Julia cuya bondad razón humana no tiene”, no es lo mismo que expresar: “Digo ¿qué amo a Soledad? ¡No! A Julia, cuya bondad razón humana no tiene”.
Como pueden observar en el primer caso el autor ama a Soledad, en el segundo escoge a Julia. Basta mover o añadir un signo de puntuación y hemos cambiado todo el texto, como en el caso de “Perdonarlo no fusilarlo”.
Si pongo una coma después de perdonarlo, veremos que no es lo mismo que colocarla posterior al no: Matarlo no, perdonarlo. Una coma puede significar la vida de una persona y hay quienes se dan el lujo de no saberlas emplear.
Otro problema que daña a la claridad es los errores de sintaxis, es decir del orden de las palabras. Si digo: “Ayer vi a Luis con Javier en su carro”, no nos queda claro en qué carro iban, si en el del primero o en el del segundo personaje mencionado.
Debemos colocar el adjetivo lo más cerca posible del sustantivo al cual modifica, igual será la subordinada con respecto a la principal. Recuerden el ejemplo de “Vendo juguetes para niños chinos”, cuando en realidad es: “Vendo juguetes chinos para niños”.
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