Por Eugenio Esteban Tórrez Díaz
Cabeza de Tolteca, Corazón de Quetzal. Códice de la simiente estética precolombina, Doncella chorti del mito de Xibalba. Es para ti mi clamor.
Soy el Creador, el formador de tus versos, que con Tepeu, Gucumatz y la potencia de Caculhá-Huracán el padre, Chipi-Caculhá el hijo y Raxa-Caculhá su Santo Espíritu. Te escupe ahora el chisquete de saliva del sol, la luna y las estrellas de la nueva raza. Soy el que despierta el Tohil, inefable de tus deseos, la cabeza de jícara que te concibió un día en el Edén de Pucbal Chah, el jugador del juego de la pelota, la mazorca prodigiosa de la milpa de Copán.
Mi cabeza de Tolteca, mi Corazón de Quetzal. Génesis del pensamiento mágico-erótico-Maya Quiché. Costilla derecha del Popol Vuh náhuatl de mi ser. Mi Eva-Ixquix. Amor, soy yo, tu furtivo amado, y Hun Hunahpu es mi alterego.
¡Por Yucatán! No me mirés con desdén!
Mi amada Icoquih, te amo, Estrella primera delante del sol, Te amo tanto que concretarlo no puedo, espiga densa y apretada. Y no es que sea abstracta la forma en que te amo, fragancia dulce de la sangre americana, sino que, definirlo con palabras, las palabras me hacen falta. Copal de mi inspiración.
Por eso entrego hoy mi corazón como propiciación por mis culpas antes del final escatológico del 2012 a Hu-Ra-Akkan Corazón del Cielo
Dedicado a Tenontzin o Tetraguasupe.
Agradecimiento a MSC Mayra Bonilla UNAN-RURD.
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