Octavio Enríquez
1999. La voz cargada de metáforas, grandilocuente y dueña de discursos encendidos en el pasado, envió esta vez, a través de varias anécdotas, el mensaje llano de que representaba la posición de Daniel Ortega, secretario general del Frente Sandinista.
El exministro del Interior, Tomás Borge, llegó vestido de guayabera blanca y pantalón crema a las dos de la tarde y entró en la casa localizada en el centro de Nandaime, 67 kilómetros al sur de Managua, donde antes funcionaron las instalaciones del Club Social.
Lo acompañaron dos miembros de su seguridad y militantes del departamento de Granada, según Germán Larios, uno de quienes se reunió con él, dedicado al negocio de la publicidad y con una grabadora entre sus pertenencias sin que Borge lo supiera.
El comandante sandinista explicó que Ortega se hallaba en Costa Rica visitando a su hermano cuando agarró el teléfono y lo llamó para encomendarle una misión importante para el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN): Radio Ya. Larios grababa molesto, porque la dirigencia sandinista no había consultado nada con la base de Nandaime sobre la devolución de la casa del partido, un pedido del presidente liberal Arnoldo Alemán para legalizar la tenencia de la radio al FSLN.
Radio Ya se mantenía en disputa con el periodista Carlos Guadamuz, un antiguo compañero de cárcel de Ortega, expulsado después de las filas sandinistas y asesinado el 10 de febrero de 2004 por un antiguo miembro de la Seguridad del Estado sandinista, William Hurtado.
La reunión de Borge se realizaba aquel día de 1999 con 80 asambleístas, a quienes les habló de la entrega de la casa del FSLN a la familia Hanon y la lógica de Ortega.
Uno de los hijos de Mario Hanon, el patriarca de aquella familia conocida del municipio a quien Borge llama “cabrón” a secas, le administraba una finca en El Crucero al presidente.
Parecía aquella negociación los primeros contactos del pacto político que Alemán y Ortega, un duelo de desconfianzas mutuas al principio. Luego terminaron en 2000 con la repartición de las instituciones entre políticos fieles a sus intereses.
—Hablé con la persona que grabó esta conversación —se le hace ver.
—¡Es falso, hombre! —responde.
—Se llama Germán Larios.
—¡No sé quién es Germán Larios y no estuve en un mitin! —niega exaltado.
—Es una reunión de una asamblea sandinista
—¡Tampoco! ¡Nunca!
—Usted dijo que lo había enviado el presidente Ortega que él estaba viendo a su hermano en Costa Rica en la grabación.
—Todo eso es falso. Y ustedes van a manipularlo todo. Pero es falso. Ustedes son hipócritas y manipuladores y manipulan lo que quieren. Nunca he estado. Es falso. Es una artimaña de propaganda electoral en que soy inocente —se defiende.
—¿Cómo interpreta la confirmación del señor Larios?
—Debe ser un agente, no sé, de ¡ustedes! ¿Cómo voy amenazar a Alemán y Guadamuz? Si cuando mataron a Guadamuz yo estaba comiendo y me sorprendí mucho. Guadamuz era un periodista sucio que ustedes lo convirtieron en mártir. Yo no lo mandé a matar, si acaso eso es lo que querés saber.
—Nosotros le estamos preguntando lo que está en la grabación…
—Vos estás manipulando todo, Enríquez. Desgraciadamente no puedo confiar en nada. Nunca he estado en Nandaime y me estás hablando de cosas que sucedieron hace muchos años supuestamente (hace énfasis en esta palabra). Querés hacer propaganda electoral, hacé lo que te dé la gana. No me sigás hablando por favor.
(Cortó la llamada)
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LA SITUACIÓN DE LA EMISORA
“Como esa radio la estamos ocupando al margen de la ley, porque desde el punto de vista legal no hemos cumplido con todos los requisitos, era fácil que el Gobierno nos chantajeara con eso (…) Primero nos multaron con 20 mil córdobas, después con 50 mil córdobas, después con 100 mil córdobas y dieron la orden de cerrarla, le cortaron los teléfonos, la radio sigue transmitiendo, le cortaron la energía eléctrica. Entonces a mí, Daniel Ortega estaba en Costa Rica, me llamó por teléfono pidiéndome que resolviera ese problema, que valía muchísimo más esa radio que estaba ilegalmente en nuestras manos, que aquello tenía repercusión nacional bien estratégica, que tenía que ver con la victoria del Frente Sandinista en muchos lugares”, explicó Borge.
“Luego le expliqué a esos compañeros que no entregar esa casa podría significar la derrota electoral del Frente Sandinista en Nandaime. Entonces Daniel me dijo no, por qué justificar la derrota, más bien puede parecer una muestra de flexibilidad. Pero además podemos priorizar el municipio de Nandaime, dándole más propaganda en la propia Radio Ya, Radio Sandino y más recursos de los que se le da”, dijo.
“Me encomiendan la incómoda tarea de hablar con Mario Hanon y yo le dije que la casa se la vamos a regresar. Me duele (hace énfasis, grita), pero qué vamos a hacer. Es un compromiso. Pero además no nos sigan chantajeando y se lo dije al propio Alemán, porque si nos siguen chantajeando métanse la Radio y la casa en el culo. Para nosotros era una situación jodida, puede decirse esta frase mía”, añade Borge en el relato.
¿Qué hubiera pasado si el Gobierno no accede? Borge narra al grupo que ya tenían planificado entregar los terrenos (diez manzanas) donde están las antenas a la gente que “defendería” el lugar.
“Si llega la Policía yo me iba a meter, personalmente, armado. Si de todas maneras entraba la Policía a ocupar la Radio como amenazaban ellos, nosotros íbamos a dinamitar la radio y volarla por los aires. Pero además íbamos a romper por completo con la gobernabilidad del país. Íbamos a salir a la calle, íbamos a derrocar al Gobierno, fíjense bien las consecuencias”, añadió el fundador del FSLN.
El comandante les hace ver lo formidable que podría significar para los allí presentes la idea de derrocar al Gobierno, pero luego pondera el discurso y habla de una imagen internacional que hay que cuidar.
“Es un paso peligroso para el FSLN. Porque hemos logrado crear a nivel nacional e internacional una imagen de un partido civilizado, (por decirlo) de alguna manera. Al cambiar por completo la estrategia se nos podían cerrar todas las puertas del proceso electoral”, agregó Borge.
MATAR A GUADAMUZ
Luego diría, ya exaltado: “Y además no solo pensaban quitarnos la radio, sino entregársela de nuevo a Carlos Guadamuz. Entonces yo les dije (al Gobierno) ese es un pecado mortal que no estamos dispuestos a perdonar. Ustedes le regresan la radio y primero lo matamos. A usted, Alemán y, a, o, Guadamuz. Primero tienen que matarnos a nosotros para entregar la Radio. Le digo para que dimensionen la importancia que tiene que no le regresen esa radio a ese loco”.
Según Borge, Alemán le entregaba la radio a Guadamuz para quitarle votos al FSLN en las elecciones en que fue elegido después Herty Lewites como alcalde en 2000. Alemán quería lograr el triunfo de su candidato Wilfredo Navarro, según el dirigente sandinista.
En un momento dado, el comandante se ufana de las influencias del partido en el Consejo Supremo Electoral (CSE) para presionar a Alemán en respuesta a las notificaciones del gobierno a Radio Ya.
“Como respuesta a esta amenaza de la Radio Ya, nosotros decidimos no inhibir a los conservadores. Más aún (grita), estábamos dispuestos a lo inmediato, dando señales que si no se resolvía el problema, íbamos a desinhibir a Pedro Carretón. ¿Por qué no quiere Alemán que vaya Pedro Solórzano a las elecciones?”, preguntó el comandante a su concurrencia.
TESTIGO CONFIRMA
Uno de quienes lo escuchaba era Germán Larios, quien fue descubierto grabando cuando la cinta ya registraba 27 minutos. 12 años después, confirma la historia sin un ápice de miedo.
“Los escoltas (de Tomás Borge) se fueron encima. Me quisieron golpear. Entes yo le dije a Tomás que esa decisión ameritaba una discusión. La casa no fue confiscada. La familia Hanon tenía una deuda con el Banco de América y ellos hacen un trámite en los años ochenta y le entregan una casa en Las Colinas y el FSLN se queda con la casa. Fue acto legal”, explica Larios.
Borge lo niega todo ahora. Para él, “vos (en referencia al periodista) querés hacer propaganda electoral”.El expresidente Alemán —en contienda actualmente para volver a la primera magistratura— no ofreció su versión sobre el relato que avisaba ya de sus primeros contactos con su futuro socio político.