Por: Moisés Martínez
Narciso Torrente es un compatriota que vivió casi 30 años fuera del país. El fallecimiento de su madre lo forzó a regresar a Nicaragua. Decidió asentarse en la casa de su progenitora, que se ubica exactamente frente donde funciona ahora el Canal 13 de televisión, adquirido recientemente de manera discrecional por la familia presidencial.
Lo que nunca se imaginaba Torrente es que de aquel tranquilo barrio que recuerda de su niñez no queda nada debido a la voracidad mostrada por el presidente Daniel Ortega con sus vecinos.
“Es una calamidad. A pesar de no ser una vía central, toda la noche se escucha que pasa tráfico por ahí, pitando o con música a todo volumen. No respetan las entradas de los garajes. A cada momento uno tiene que estar peleando ya sea para salir o entrar de la casa”, nos cuenta vía telefónica.
Sin embargo, lo que finalmente colmó la paciencia de Torrente fue cuando en una ocasión, llegando de noche, dos policías que resguardan la calle que pasa enfrente a la residencia del mandatario no querían dejarlo pasar a su casa.
“Me sentí amenazado por la forma prepotente con la que me preguntaron para dónde iba. Eran dos muchachos jóvenes y estaban armados y no me querían dejar pasar. Yo me fui directamente a la Secretaría (del FSLN) a quejar y salió un comisionado a decirme solo que ya me conocía y bueno, que no se podía hacer nada. No me parece justo francamente”, concluyó.
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