Mexicana, 51 años. Actriz, escritora, directora y fundadora del Teatro Justo Rufino Garay.
:::¿Hay otra profesión en su vida?
La Sociología. Ya estoy en cuarto año. También me gusta la Antropología.
:::¿Qué es el teatro?
Es mi razón de vida. Mi elección para comunicarme.
:::¿Qué poder tiene el teatro para usted?
No solo para mí. Tiene un poder terapéutico, quien no sale buen actor sale mejor ser humano.
:::¿Pasión o profesión?
Ante todo es una profesión, es una disciplina artística.
:::¿Hay reconocimiento por parte del público?
Acabamos de vivir una experiencia interesante cuando llevamos la obra Amor ya no me quieras tanto a Argentina, a finales de agosto. Fue ovacionada. La gente nos pedía autógrafos, se tomaban fotos con nosotros, nos reconocían en la calle. Aquí jamás ha sido la misma reacción, aunque la obra también ha gustado.
:::¿Cómo explica eso?
Tiene que ver con un problema estructural, de bajo nivel educativo, donde no se ha desarrollado la necesidad de consumir arte.
:::¿Cine o teatro?
Son espacios diferentes. Nosotros tenemos cartelera permanente desde el año 86. Siempre tenemos presentaciones los fines de semana.
:::¿Quiénes vienen al teatro?
Es un campo amplio, bastante joven, pero también está creciendo el público de profesionales.
:::¿Qué faceta prefieres, actriz, directora o escritora?
Amo al teatro sobre todas las cosas y me encuentro tanto como directora, actriz y escritora.
:::¿Cómo entraron tus hijos a este mundo?
Desde pequeños han vivido esto. Mi hija mayor, Amanda, ya empieza a actuar profesionalmente en Buenos Aires y mi hijo Emiliano se mudó a México y se dedica a la realización de cine y televisión y ya tiene contrato con Televisa.
:::¿Con su apoyo?
Yo no quería que se dedicaran al mundo del arte, no quería que vivieran las dificultades, que son muchas. Pero me toca apoyarlos.
:::¿Por qué Nicaragua? Siendo mexicana, digo…
Me trajo la revolución sandinista. Venía en busca de un sueño, una utopía… Vine enamorada de la gesta del pueblo nicaragüense y quise ser parte de este maravilloso fenómeno. Me enamoré del pueblo y me enamoré también de este proyecto.
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