Isidro Rodríguez
Yelba Clarissa Berríos Molieri vive en el corazón de la ciudad de León. Su casa está poblada de esculturas, pinturas y ornamento de ángeles, vive en un museo-casa, único Angelorum de Nicaragua.
En su pintura los contrastes de la luz y el color que recrea esa carnalidad pictórica, en enero de 2012 se mostrarán en su colección titulada Rostros . Concluye su novela Piel de alma, que aparecerá el próximo diciembre, mientras el poemario Salamandria , guarda el gustativo erotismo para ser compartido el próximo año.
Mi vida en treinta lunas (2011), de Yelba Clarissa es una nueva forma en la contemporánea poesía nicaragüense.
Sus versos implican una transformación del yo lírico femenino, en un cambio con la relación de la vida y de las cosas, es un camino estético y lírico hacia una conducta verbal de nombrar su mundo en una condición poética. “ se engasta en la metafísica del ser”, dice Nicasio Urbina.
Retoma la luna, desde la más profunda luminosidad, donde su poesía es poder femenino. La luna es mujer, porque tiene relación con lo menstrual y los estados de ánimo. Y es que la luna, igual que su poesía, lo es todo: madre protectora, melancolía descarnada, el conocimiento interior, lo irracional, pero subjetivo del yo lírico.
Igual que la poesía, la luna como símbolo poético, en el sustrato de la poesía de Yelba Clarissa Berríos Molieri, está llena del misterio, en un complejo símbolo verbal, del lado oscuro y conocimiento interior del ser humano, el ojo de la noche que lo ve todo y lo siente todo, donde la verdad prohibida se ilumina: “Que nuestros labios vaciados de miedo/ se anuden y devoren ensalivados de sueños/ llovámonos desnudos/ empápame de tu lluvia de mi mojada/ que de ti me humedezco/ a la primera sonrisa de tu mirada”.
Mi vida en treinta lunas , es un arte poético, de metáforas hirientes, de connotaciones luminosas, en una combinación de erotismo y dolor, poesía y rabia.
Isolda Rodríguez, manifiesta que el poemario de Clarissa: “ ofrece un poemario culto, exquisito, que demuestra que la mujer nicaragüense no solo escribe sobre sus llagas amorosas, sino que lo hace con brillantez poética, puliendo y rescribiendo cada palabra, incorporando un nuevo estilo en la poesía femenina”.
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