Escuchen, dijo Ramón. De acuerdo, contestó Sebastián. Que sea algo como nunca más tendré que comer, replicó Ramón. Es tosca, sientan la melodía y el compás, sufre su corazón de percepción imaginaria y realista que merodea el infierno de su pensamiento, contestó Sebastián.
Disculpe pero cuánto tengo que superar, refutó Ramón. Pues nada, todo siempre ha estado en percepción, acompañada de la realidad e imaginación, replicó Sebastián. Pero que no sea mal intencionada como el pequeño infierno que vive nuestro vecino que se las da de letrero porque hace o le hacen “letras”, inquirió Ramón.
Bueno, el infierno para él es lo mejor como tóxico y laxante aunque ya está viviendo acá en la tierra su propio infierno, que es como estar muerto, todo le sale mal por pretender cruzar el mar sin barco, inquirió Sebastián.
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