París nos recibecon un otoño en ciernes:transparente y tibio.El frío está aún agazapadoy las hojas vacilanentre la rama y el viento.
A veces llueve…¡Qué grato es entonces dormirentre el rumorde mil gotas que golpeanacompasadamentelas pizarras de mi buhardillaEl alba irrumpe en mi ventanay el sol comienza a rodar sobre los viejos techos de París.Se despereza el día:es hora de dejar la poesíay consultar la Agenda del Consejo Ejecutivo de la Unesco.
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