Me llaman Evidencia.
Mientras unos me clausuran y tratan de ocultarme
en lo más recóndito de sus memorias,
otros me buscan afanosamente.
me disfrazan
y van borrando con la prolijidad de una araña
las pistas,
otros las van desmadejando con titánica maestría.
¡Yo Evidencia, soy invencible!
Los más connotados encubridores
me ahogan
con toneladas de historia,
pero yo resurjo inexorablemente.
Y cada vez que asomo,
soy un juez implacable y terrible
para unos,
mientras para otros,
soy un sol radiante y mañanero.
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