Por Carla Torres Solórzano/Vida
“Póngale un calcetín para que no se los chupe”, recomendaban nuestras abuelas cuando los niños se llevaban las manos a la boca.
Sin embargo, no siempre resultaba efectivo y se recurría a técnicas más drásticas como aplicar en los dedos excremento de gallina o chile.
Según Antonio Aburto, psicólogo de Clínica San Juan, algunos bebés desde que están en el vientre de la madre lo hacen y se puede observar en los ultrasonidos.
“Esto es algo natural y agradable para el niño que lo usa como una forma de controlar ciertas ansiedades, que le puede provocar el ambiente en que se desarrolla”, dijo Aburto.
El especialista explica que existen algunos factores que inciden en el acto de succión digital como la soledad y también lo utilizan como una forma de relajación.
Según el especialista la succión digital no es para alarmarse, ya que este hábito es superado alrededor de los tres o cuatro años.
“Si pasan de esa edad debe ser un motivo de preocupación, porque el dedito va a comenzar a ocasionarle problemas en el desarrollo de sus dientes e incluso hasta deformarlos. Además al introducírselo sucio, también produce infecciones en el organismo”, subrayó.
El especialista recomendó que lo mejor es no presionar ni tampoco humillarlos ante otras personas, ya que este tipo de comportamiento lo que van a hacer es provocar más angustia en el niño.
“Los padres deben desarrollar la creatividad, ya que no hay una receta exacta para estos casos. Comenzar a inventar a distraerlos para sacarlos un poco de sus tensiones. Hacer una terapia para recordarles que no se chupen el dedo y premiarlos cuando no lo hace”, acotó.
También se puede utilizar juguetes que le gusten mucho al niño, por ejemplo un “peluchito” que algunas veces puede el sustituto de dedo, ya que le puede dar seguridad al acostarse. Sin embargo, este asunto va a tomar su tiempo, se va a realizar poco hasta que a este se le olvida.
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