Por: Tania Sirias A.
Una semana ha transcurrido de los comicios presidenciales y la lectura que hacen los fiscales de la Alianza PLI es que su trabajo de fiscalizar el proceso fue obstruido por el Coordinador del Centro de Votación (CCV), una figura que inventó el Consejo Supremo Electoral (CSE).
Claudia Valle fue fiscal del Centro de Votación 355, de la Junta Receptora de Votos (JRV) 7510, ubicado en la escuela José de la Cruz Mena. Relató que además de la atmósfera de violencia e intimidación que hacían los militantes del sandinismo, existía una complicidad organizada con el CCV, estructurando a partir de esta figura el fraude electoral más grande de la historia del país.
Manifestó que el trabajo de los fiscales fue obstruido desde el sábado 5 de noviembre, cuando el CCV no les permitió a los fiscales recibir los materiales electorales, ni ingresar a las JRV.
“No me permitían subir al bus y llevar los resultados al centro de cómputo. A medio camino me amenazaron con lincharme, por lo que tuve que bajar, pues la Coordinadora del Centro de Votación se había declarado orteguista”.
[/doap_box]
El propio día de las elecciones, el CCV les informó a los fiscales, luego de la conformación de la mesa electoral, que no se iban a contar las boletas, pues el CSE había enviado 400 boletas, por lo que no se explica cómo aparecen JRV que tengan hasta más de 600 votos para el Frente Sandinista.
“Estos números no son reales, ya que hubo un alto porcentaje de abstención. Los primeros en votar fueron los sandinistas y después del mediodía fue rala la concurrencia, porque las personas se intimidaron al ver los operadores políticos del danielismo hasta con el padrón fuera de las JRV”, narró Valle.
VOTOS ANEXOS
Otra de las anomalías fue que muchos ciudadanos que no aparecían inscritos en las JRV llegaban a ejercer su voto y eran respaldados por el CCV.
Leonel Ojeda era fiscal en JRV 4030 de la escuela Enrique de Ossó, en el Reparto Schick. Recuerda que el día de la votación llegaron muchas personas que no aparecían en el padrón electoral de esa circunscripción, pero tenían cédula con dirección de ese barrio.
“La CCV sometía a votación si el ciudadano podía votar y en contubernio con el fiscal del FSLN y de la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) y la Alianza por la República (Apre) le permitían votar e inscribirlo en un hoja anexa del CSE”, expresó Ojeda.
Comentó que 141 personas votaron en la JRV, pero 95 más votaron en la hoja anexa, cuando se presume que apenas un 20 por ciento de la población puede hacerlo. “Se aumentó tanto el número de votos con esa modalidad que la CCV tuvo que sacar copias a la hoja anexa”.
¿Y EL CÓDIGO DE SEGURIDAD?
Ángela Lezama ha participado como fiscal en otras elecciones anteriores, pero las irregularidades que vio en las pasadas elecciones generales superaron a las municipales del 2008, las cuales estuvieron señaladas de fraude.
Lo que más le sorprende de esta elección es que el presidente y miembros de mesa en conjunto con los fiscales del FSLN, ALN y Apre se negaron rotundamente en todas las JRV a elaborar el código de seguridad para las boletas.
“Nos informaron que el CSE había elaborado el código de seguridad, incluso hasta sello tenía. Le solicitamos a la CCV para que se permitiera entonces el conteo de boletas antes de la apertura de la mesa y después del conteo de los votos, y su respuesta fue que no era necesario”, sostuvo Lezama.
En la mayoría de los casos, cuando los fiscales de la Alianza PLI hacían estos reclamos eran expulsados del Centro de Votación.
Ver en la versión impresa las páginas: 6 A